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REALIDAD Y FANTASÍA

El nidito

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María Cristina de CaríasSanto Domingo, RD

Emma tiene un corazón de oro, siempre lo ha tenido, adornado además con amor y ternura. No me gusta mucho desgranar las virtudes de mi factótum por temor a que alguien más se enamore de ella y decida birlarla, cosa que es muy difícil por el apego que me tiene mi cocinera pero que no deja de asustarme, de vez en cuando.

Ahora su mayor desvelo preocupación es el proyecto constructor de unos pajaritos. Aunque parezca mentira, las aladas criaturas decidieron fabricar su nido en una de las lámparas de la sala. Un ejemplar antiguo que poseo y que cuelga airoso en el rincón en donde nos sentamos a ver televisión.

Los pajaritos hicieron su excursión exploratoria, hace más de un mes, los vimos entrar en la sala y volar de vuelta al patio durante un tiempo, luego empezamos a presenciar la construcción de un nido. Emma estuvo muy entretenida yendo y viniendo de la sala a la cocina, limpiando las ramitas y pajitas que dejaban caer los alados constructores en su proyecto. Luego también fuimos testigos de cuando la pajarita se dedicó a empollar los pequeños huevitos y del cimero acontecimiento del nacimiento de las crías, mi cocinera velaba atenta ante el piar de las diminutas criaturas. Finalmente, los polluelos abandonaron el nido y decidimos liberar la lámpara del nido. Limpiamos todo a conciencia y pensamos que el episodio pajaril quedaría como un bello recuerdo

Esta semana amanecimos con la sorprendente novedad de que nuestros alados amiguitos habían vuelto a su amada lámpara, muy afanosos, dedicaron a reconstruir su residencia. Esta vez eran varios los que volaban de ida y vuelta a los árboles del patio y el solar de al lado. Siempre trayendo en el pico pajitas y ramitas. Parecían una brigada de trabajadores. Ya tienen listo el nido, pero más que un nido, parece un edificio, mucho más grande y elaborado que el anterior. Emma se soñó que Dios los había mandado para que nos bendijeran y no quiere ni oír la posibilidad de destruir el nuevo hogar de sus alados amiguitos. En el patio tengo instalada un comedero, con bebedero integrado, para que los huéspedes estén cómodos y atendidos. Emma lo mantiene lleno y limpio. La felicidad, definitivamente, se ha adueñado de mi hogar.

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