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FÁBULAS EN ALTA VOZ

Los otros “Covid” de RD

En República Dominicana hace mucho tiempo que hay virus tan temibles y dañinos como el coronavirus. Por mencionar, citaré dos: los motoristas y los ruidos. Los primeros no tienen normas y, al parecer no hay ley que los castigue. Los demás siempre tienen la culpa. Las personas que producen los escándalos tampoco hay quién los “meta en cintura”. Los encargados de poner el orden temen acercárseles como si se tratara de entrar a la “cuna de la peste”.

Salir corriendo Tan temidos son estos dos “virus” que a muchos no nos queda de otra que salir corriendo cuando amenazan con nuestra salud. Los motoristas no tienen freno y el solo hecho de pasarte cerca, representan un peligro más grave que el mismo Covid. Te rebasan por cualquier lado, se atraviesan, se van en rojo, si te paras, se estrellan contra tu vehículo, te lo rayan, te llevan los espejos, y lo peor: cualquier cosa que les pase a ellos, tú eres responsable.

Experiencia fabulosa Al borde de la locura por la falta de restricciones y la debilidad de las medidas para evitar que estos dos virus sigan “contagiando” de impotencia, y “matando” gente sin recibir consecuencias, me fui a una ciudad fabulosa en búsqueda de una “vacuna” que haga inmune a estas plagas que amenazan con robarle la paz a todos los dominicanos.

Encontré algo más En aquel lugar, pude observar que la vacuna que tienen contra estos dos “males” es para facilitársela a otras comunidades, pues allí el orden y las normas protegen a la ciudadanía de este tipo de atropello. Los motoristas se acogen a las leyes, y quienes gustan de los ruidos deben abandonar la ciudad porque nadie está obligado a escucharle su música a alto volumen.

Peligro de muerte Me gustó tanto enterarme de que en esta ciudad fabulosa funciona a la perfección que quién no se adapte a las buenas prácticas de convivencia, debe mudarse. Tan distinto en nuestro querido país, donde quien debe “botar” el pedazo es quien está en lo correcto. Es decir, a quien le molesta la bulla. Igual pasa con el caso de los motoristas, que quien siempre debe rendir cuentas, es el afectado. No importa cuán constantes y muchas sean las quejas en contra de los que no acatan o no tienen las reglas, ellos, como el Covid, se hacen dueños y señores de tu paz y hasta te ponen en peligro de muerte sin que nadie les ponga un freno.

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