CULTURA

Un recorrido por los depósitos de las colecciones del Museo de Historia Natural

Conociendo desde su interior la extensa colección que alberga este museo

Depósito húmedo.

Depósito húmedo.

Cuando los visitantes llegan a un museo lo hacen con la idea de explorarlo todo, o al menos lo que se muestra en las distintas salas que lo componen, sin imaginar que en sus instalaciones hay mucho más que simples exhibiciones a la vista de todos.

Pero, qué podemos encontrar en un museo que va más allá de sus exposiciones permanentes y temporales. Para conocerlo quisimos adentrarnos en los tres depósitos que tiene el Museo de Historia Natural y sus laboratorios, en los que pudimos descubrir la gran biodiversidad que posee nuestro país y que cuidadosamente se conserva allí.

Entre sus colecciones están la paleontológica, de mamíferos, entomológicas, de anfibios y reptiles y una gran variedad de especies que enriquecen la flora y la fauna.

Colección Paleontológica En el laboratorio de Paleobiología se trabaja con los fósiles de vertebrados, muchos de ellos encontrados en cuevas. Allí es donde se inicia el proceso curatorial de las piezas, para luego pasar a un depósito donde se guardan celosamente para fines de investigación.

Esos registros fósiles son hallados en cuevas, que son previamente identificadas para fines exploratorios, según explica Juan Almonte, encargado de la Colección Paleontológica de la institución.

“En un acuerdo que tenemos con la Sociedad Espeleológica Dominicana, (una rama de la ciencia que estudia las cuevas), son buzos especializados que se introducen dentro de las cuevas llenas de agua. Dentro de esas cuevas aparecen esos registros fósiles”, detalla.

Fósiles de iguana, perezosos, monos, cocodrilos, cráneos de mono, son algunas de las piezas halladas en esos lugares. “Dentro de esas cuevas hemos encontrado la cabeza más competa de monos que se han encontrado en todo el Caribe”, dice Almonte.

¿Por qué en cuevas llenas de agua? En sus inicios esas cuevas eran secas, pero al pasar los años el mar fue ocupando su terreno y se llenaron de agua, pero ya las piezas estaban allí, quedando sumergidas en esos espacios.

“También se dan otros casos de animales buscando agua, que caen y se ahogan y los huesos los encontramos ahí”, cuenta el biólogo, quien se encarga de todo el proceso curatorial de esas piezas antes de llevarlas al depósito en seco, para ser utilizadas en estudios posteriores. Estas piezas no son puestas en exhibición.

Depósito de colecciones en seco En este depósito se encuentran especímenes, pieles, osamentas, algunos equinodermos y otro tipo de moluscos que son de carbonato de calcio, es decir, que tienen el esqueleto duro, como la concha de mar.

En este espacio se conservan las osamentas de aves y otros tipos de animales a los que se les practica lo que se denomina taxidermia (la técnica que se utiliza para disecar amínales) para poder mantenerlos en buen estado.

“Cuando nosotros y los investigadores vamos al campo a colectar animales, luego que colectan esos animales se le practican taxidermia, pero es una taxidermia distinta a la taxidermia para exhibición, si usted vio la sala de Geografía usted vio los animales disecados, estos animales no están disecados, se le practica la taxidermia, pero no igual, se les deja la piel, y en la parte interna no se le colocan químicos para que pueda asegurarse de que se le pueda hacer procesión genética posteriormente, y el análisis genético si se le colocan químico no es posible hacerse, entonces lo que se hace es que se cura la piel de forma interna, pero las plumas se mantienen”, explica Miguel Santiago Núñez, biólogo y curador de la colección de mamíferos.

Pero ¿qué tiempo puede mantenerse un animal en estos laboratorios?

Santiago Núñez sostiene que hay animales que son de los años 50, debido a que el museo es relativamente nuevo, sin embargo, en otros de la misma especie hay conservas de hasta 200 años.

El mayor presupuesto la institución lo destina a mantener en buen estado las colecciones en sus depósitos. “El gasto de verdad es económico, porque mantener esto conlleva que haya una persona constantemente vigilando, con un termómetro vigilando la humedad y la temperatura y luego si ocurre cualquier tipo de plaga hay que curarla para que la piel se pueda mantener. Entonces eso es lo más costoso que tiene este museo, esta parte de aquí abajo, dice Miguel al referirse a las colecciones en los distintos depósitos que tienen en el sótano de la edificación.

En el lugar hay cuervos, judíos, chinchilín y otros tantos especímenes, cuyas osamentas se mantienen en esos espacios luego de practicarle la taxidermia. “El objetivo de esta taxidermia es mantener la piel y mantener hueso. La taxidermia que se practica arriba es mantener piel. Por eso ustedes ven que los espécimen que se le exhiben arriba se pueden tocar, son relativamente duros, tienen otro tipo de preparación que es de exhibición, no implican análisis más allá, esto es distinto”, dice el especialista.

Aquí se conservan desde el ave más pequeña de la isla, como la Minisuga Mínima, hasta murciélagos, conservando de éste último unos 20 especímenes.

El especialista dejó claro que esos animales no los colectan muertos, sino que los sacrifican en los laboratorios de la institución.

“Aquí se salvaguarda la biodiversidad que hay, porque si ahora mismo le preguntáramos a cualquier persona, tu recuerda lo que había antes en Arroyo Hondo, y ahí pasaba antes un riachuelo y había una gran cantidad de plantas y animales, qué pasó con eso, te dirán que no recuerdan o que ya no existen. Entonces para reconocer la biodiversidad de nosotros tenemos que tenerla en algún lado y el registro se mantiene aquí en el museo”, explicó el experto, a aclarar que no sacrifican esos animales por placer, sino para que el país tenga un registro de su biodiversidad, lo cual también se utiliza para futuras investigaciones científicas.

Allí se guardan los registros de las especies que están en extinción y los fósiles que hay en la isla, así como también la parte marina y de agua dulce. De cada especie o espécimen se mantiene un registro o base de datos para asegurarse de proteger la información sobre lo que tienen. La base de datos también se encuentra digital, y poseen un catálogo escrito y fichas para cada objeto.

Depósito de colecciones en húmedo

Se le denomina en húmedo porque el medio que se utiliza para la preservación es alcohol o formalina. El alcohol que se utiliza debe ser al 70 por ciento y la formalina al 10 por ciento.

En este depósito están los organismos o amínales que se preservan en estos dos componentes, entre ellos anfibios, reptiles, algunas aves, peces, especies de arácnidos, equinodermus (de los grupos de las estrellas de mar, erizos), y otros. Ene se espacio se guarda la colección más grande de vertebrados que tiene el museo.

Condiciones en los depósitos “Los depósitos tienen ciertos requerimientos, por ejemplo estos depósitos tienen que tener un aire especialmente para ellos, porque el alcohol se evapora y se degrada en mayor proporción de calor, y si hay humedad relativamente alta”, explica Cristian Marte, biólogo especializado en el área de anfibios y reptiles.

Incluso la luz debe estar casi siempre apagada, porque degenera la coloración de los animales con el tiempo. “Recuerde que estamos hablando de colecciones que lo que se quiere es que duren y permanezcan en el tiempo, para poder realizarle los estudios y tener una representación de la flora y la fauna que existían y existen, entonces la luz degrada el color con los años”, dice.

En el lugar hay animales que existen desde mucho antes de que se construyera el museo, las cuales estaban en colecciones privadas y fueron donados a la institución tras su apertura.

“Por ejemplo, yo tengo una lagartija ahí que es de 1959. El vertebrado más viejo es un pez que es de 1937, y el museo abrió el 1982”, explica. En el lugar hay huevos de tortugas marina, reptiles, tortugas, neonatos de cocodrilos, neonato de tiburón ballena, cabeza de tiburón y otras tantas de la especie.

Por qué en seco y por qué el húmedo “Todo depende del estudio que se vaya a hacer con ese animal, por eso le decía que a veces una misma especie se puede preservar en húmedo o en seco, porque por ejemplo, para las aves, estudiar el plumaje de las aves es mucho más favorable si el animal está en seco, si se quiere estudiar órganos de un ave, por ejemplo, entonces quizás es más recomendable fijar en alcohol, o sea, a veces lo que se hace es que cuando se colecta una serie de animales se destinan unos cuantos a secos y otros a húmedo para realizar cualquier tipo de estudio”, sostiene Marte.

En el caso de los mamíferos se utilizan mucho en húmedo, sin embargo, hay algunos que se dejan en seco, dependiendo del objetivo que tenga el investigador antes de hacer la colecta, algo que debe tener claro antes de que acuda al campo a buscar la especie.

Por ejemplo, si se van a hacer estudios del sistema auditivo en algunos mamíferos, para poder hacerlo probablemente haya que hacer cortes de algunas secciones de la piel y si el animal está seco, por el proceso que lleva hacerlo en seco, no es posible, por lo que es más favorable tenerlo en húmedo.

La duración de la colección va a depender de las condiciones en que se mantenga y cómo se fijó el animal inicialmente, si tuvo un buen proceso de fijación y se le realiza el mantenimiento correspondiente y las condiciones del depósito están adecuadamente el animal puede durar entre 200 ó 300 años.

Factores para mantener una colecciones por cientos de años en condiciones óptimas

-Temperatura y luz adecuadas

-Seleccionar adecuadamente el frasco y el líquido para almacenar la especie.

-Asegurarse de que las condiciones del depósito sean las adecuadas.

-Dar mantenimiento continuo al depósito y las especies conservadas.

-Supervisión constante

Cómo encuentran las especies

El Ministerio de Medio Ambiente tiene un proyecto para monitorear los cocodrilos, por lo que conocen las áreas de anidación de estos, “incluso se tienen marcados, se marcan por año para llevar un control de la cantidad de cocodrilo que nacen, qué hembra está poniendo en un lugar determinado, etc”, por citar solo un caso de cómo encuentran cada especie que tienen en el museo.

“En las colecciones científicas, algo que se utiliza mucho es que a veces tu no tiene un frasco para entrar un tiburón, entonces qué tomamos en cuenta, las características diagnosticas que se utilizan en ciencia para diferenciar las especies de tiburones están en las aletas y en la cabeza, entonces lo que se hace en Ciencia es que se cortan las aletas y la cabeza y las preservas, y se toman muestras genéticas del cuerpo del animal. Por eso es que en muchas colecciones lo que se ve es parte del cuerpo y no el animal completo”, explica.

En este depósito también tienen tanques para almacenar colecciones de animales de gran tamaño.

En las áreas de laboratorio preparan los animales antes de pasar a los depósitos de colección, donde pasan al proceso de catalogación y creación de formulario.

Depósito de las colecciones entomológicas

Aquí Francisco Paz, biólogo y técnico curador, empieza su recorrido recreando sobre lo que es la Entomología, especialidad que trata sobre el estudio de los insectos.

Este depósito guarda las colecciones entomológicas, que por número de especímenes es la colección más grande con que cuenta el museo, donde hay depositados alrededor de 100 mil especímenes de diferentes especies.

Los especímenes se guardan en cajas entomológicas, y cada insecto se preserva con alfileres entomológicos, un tipo de alfiler que tiene una cubierta con un PH neutro, que no afecta los esqueletos de los insectos conservados en cajas debidamente preparadas para esos fines.

.Dentro de los especímenes que guardan están escarabajos, mariposas, mosquitos, mariquitas, grillos, saltamonte, abeja, chinche, cada uno acompañado de una etiqueta que indica donde fue colectado el animal, en qué fecha, quién lo colectó y el espacio o lugar donde fue hallado.

En el lugar se guardan especies y especímenes de insectos desde el más grande, como el insecto Palo, hasta el más pequeño como las hormigas.

Con este recorrido por estos espacios se pudo observar que la riqueza de un museo es mucho más de lo que vemos en sus distintas salas.

Depósito entomológico.

Depósito en húmedo.

Facha del mueso en la Plaza de la Cultura.

Depósito en seco.

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