Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

Ama lo que Dios ama y aborrece lo que no

Por tanto, amados, teniendo estas promesas, limpiémo­nos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, per­feccionando la santidad en el temor de Dios. 2 Corin­tios 7: 1

Dios nos ha dado a través de Su hijo Jesucristo innu­merables promesas, las cua­les nos hacen partícipes de toda la bendición del Cielo. Estas son irrevocables, por­que una promesa es un pac­to de Dios con Su pueblo.

Dios no olvida sus prome­sas y se apresura para cum­plirlas, ya que está en juego Su nombre; porque Él no es hijo de hombre para arre­pentirse. Es decir, de Su par­te están aseguradas cien por ciento. Pero de nuestra par­te no es así, porque para que estas promesas sean nues­tras tenemos que purificar­nos de la carne y del espíri­tu; tiene que haber una conciencia de que en pe­cado no estamos aptos para recibirlas.

Por eso, desechemos toda inmundicia que nos rodea y nos mantiene fuera de la bendición de Dios. Seamos valientes y perfeccionemos cada día la santidad en el temor de Dios, el cual es amar lo que Dios ama y aborrecer lo que Él aborrece. Bus­quemos sin cesar la pre­sencia del Espíritu Santo, el cual nos cuida de toda tentación y nos separa del pecado, manteniéndonos puros para obtener nues­tras promesas.

Tags relacionados