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¡A florecer en la crisis!: Un testimonio de éxito en medio de la tormenta

Arlenys Zorrilla aconseja poner todo en manos de Dios y dejar salir la fuerza de superación que se tiene por dentro. “Es cuestión de actitud”.

Arlenys Zorrilla aconseja poner todo en manos de Dios y dejar salir la fuerza de superación que se tiene por dentro. “Es cuestión de actitud”.

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Marta QuélizSanto Domingo, RD

A veces detrás del éxito hay una historia llena de lágri­mas, de sacri­ficio y de mucha entrega. Unos deciden ocultarla y hacer ver que siempre han disfrutado de las mieles de opulencia o que no cono­cen la palabra obstáculo. Otros se atreven a contarla para motivar a los demás a que no desmayen en la ru­ta hacia lo que desean con­quistar.

Arlenys Zorrilla, una jo­ven abogada y experta en protocolo de Estado, es de las que asume como positi­vo el compartir las vicisitu­des por las que atravesó an­tes de lograr el éxito con un negocio propio. “Tuve una época de mucha angustia, de problemas económicos y de situaciones difíciles que no me permitían ver más allá de lo que tenía enfren­te. Esas sombras no me de­jan ver la luz en el camino”. Comienza diciendo la invi­tada del ‘Toque de las 9:00 de LISTÍN DIARIO’ de ano­che.

No hay que pretender te­ner todos los millones del mundo, pero sí alcanzar lo suficiente para llevar un es­tilo de vida digno y lo más importante, que te permita extender la mano a los de­más. Esa es una de las con­sideraciones de Arlenys, quien comenzó un negocio de venta de ropa sacando de su clóset las piezas que entendían podían ayudar­la a obtener un buen dinero para salir de las incontables deudas que tenía.

“Traté de arreglar un es­pacio en mi casa, hice un bazar y vendí un gran nú­mero de ropa, zapatos, car­

teras, de todo lo que pude. Hice una suma muy buena, que, de verdad, no me espe­raba. Tanto es así, que ha­blé con mi familia para ha­cer un viajecito y comprar cosas para vender. Así na­ció Lua, que es mi proyecto personal”, lo cuenta con or­gullo.

La instaló en una habita­ción, la acomodó para in­vitar a sus allegados a que vieran todo lo que tenía. Una persona fue llevando la otra y así fue establecién­dose sin perder la fe en que esa era la vía que le daría la solución a sus problemas. En medio de esta situación y entrega total, confirmó también que no estaba so­la: “Mi familia me apoyó, estaba de mi lado y eso me daba más fuerzas para se­guir. Comprendí que pa­ra lograr el éxito había que tener fuerza de voluntad, y eso hice”.

Sus avances

Hoy día ya su tienda está en una plaza comercial, se maneja sola, y cuenta con el respaldo de su esposo, con quien ha podido inclusive establecer una fundación, a través de la cual han ayuda­do a personas de escasos re­cursos. “Sobre todo en estos momentos de pandemia, nos hemos dedicado a lle­var alimentos a quienes lo necesitan. Una de las accio­nes que más me ha marca­do fue el poder construirle una vivienda digna a un se­ñor que vivía en el hacina­miento. Hoy día, tiene otras condiciones de vida y la sa­tisfacción que eso da, no tie­ne precio”, relata Arlenys.

Enfatiza que no hay ex­cusa para echar andar los sueños, para salir de la cri­sis, y que esta que ahora en­frenta la humanidad por el Covid-19, no debe ser la ex­cepción. “Podemos florecer en medio de la tormenta, pero siempre creyendo en que todo lo podemos si po­nemos a Dios por delante y si dejamos que salga de no­sotros esa fuerza que tene­mos para avanzar en la vi­da. No se rindan, resurjan, que se lo digo yo: es posi­ble”, concluye .

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