COVID-19, un reto a superar para los obsesivos compulsivos
El TOC es la presencia de obsesiones y compulsiones de manera recurrente que convierten a una persona en esclavo
Subordinados nuevamente a experiencias que algunos ya tenían controladas, los enfermos con Trastorno Obsesivo Compulsivo están pasando mal esta etapa de pandemia causada por la COVID.19 que a todos nos tiene tan preocupados.
Lavarse las manos frecuentemente, desinfectar objetos, usar guantes y mascarilla, y mantener la distancia social, se han convertido en la base de la denominada “nueva normalidad”. Pero estos hechos tan inusuales, hasta ahora, para la mayoría de la población, suponen el día a día de las personas que padecen TOC.
Esto no significa que asuman la situación actual mejor que nadie, todo lo contrario.
El TOC es la presencia de obsesiones y compulsiones de manera recurrente que convierten a una persona en esclavo de unos temores irracionales.
Se asocia a ruminaciones, ansiedad elevada, evitación de ciertas situaciones u objetos, y está estrechamente relacionado con los miedos personales, razón por la que suele desarrollarse en torno a los seres queridos y preocupaciones de cada uno.
El día a día se convierte en un suplicio para las personas con TOC de cualquier tipo. Los hay que se lavan las manos más de veinte veces al día, que toman duchas de horas, con la necesidad de combinar todas sus prendas, contar los pasos al caminar o aquellos con pensamientos supersticiosos que les obligan a sentarse en un determinado sitio o encender y apagar las luces repetidas veces para evitar así que algo malo, pero irreal, suceda.
Saben que es absurdo, pero necesitan someterse a esa rutina para calmarse. Sin embargo, el pensamiento irracional se hará más fuerte, y no desaparecerá.
Este hecho genera malestar psicólogo en la persona y puede provocar también problemas físicos, como por ejemplo dermatológicos o capilares.
Reeducar el cerebro no resulta fácil y mucho menos cómodo, pero es el único modo para dirigir tu propia vida y no el TOC, según indican los especialistas.
Aquellos que estaban aprendiendo a superar estos trastornos, se encuentran ahora con una pandemia que les somete a temores, y esta vez no infundados, y a rutinas de higiene casi extremas pero necesarias.
NORMALIZANDO LOS TRASTORNOS PSICOLÓGICOS.
Nieves Álvarez es psicóloga colaboradora de la Asociación TOC Madrid, en la capital de España, cuyo objetivo es desestigmatizar este trastorno. Según la especialista es un problema habitual que no resulta tan conocido.
"No todas las manías son preocupantes, ni todas son TOC. En las manías haces las cosas de forma determinada porque te gusta. En el TOC las conductas son respuesta a una intrusión para evitar que se produzca algún daño. Las manías resulta fácil dejarlas pero el TOC no”, recalca la experta.
Según la Organización Mundial de la Salud, es uno de los cinco trastornos psiquiátricos más frecuentes y afecta al 3% de la población, pero son pocos quienes acuden al especialista y aquellos que lo hacen suelen esperar años.
La vergüenza y la falta de información al respecto, son las principales causas. “Se cree que alguien con TOC está obsesionado con el orden y la limpieza, pero en la mayoría de los casos no tiene que ver solo con eso. Hace falta información psicológica correcta pero, con respecto a todos los trastornos mentales, y debería hacerse desde los medios de comunicación”, recalca Álvarez.
Los factores detonantes que predisponen a una persona a desarrollar un TOC son varios: desde la educación, la familia o un acontecimiento en concreto, que se van desarrollando de manera gradual.
Adriana (prefiere no dar su verdadero nombre) tiene cuarenta y cinco años y a lo largo de su vida ha desarrollado diferentes TOC. Cuando era más joven tuvo TOC de homosexualidad, que consiste en obsesionarse con las dudas sobre la propia orientación sexual. También sufrió TOC de impulsión, o miedo a poder hacer daño a uno mismo o a los demás, que se agudizó con el nacimiento de su hija.
Adriana también ha padecido trastorno de despersonalización, además de fobias más comunes que se le desarrollaban al hablar o leer en público.
Lo que le sucedía a Adriana no es nada extraño, ya que como asegura la psicóloga Álvarez, “es frecuente presentar más de un TOC y van rotando en cuanto a preocupación”.
A los diecinueve años decidió acudir a un especialista pero no fue hasta ocho más tarde que un psiquiatra supo diagnosticarla esta enfermedad.
Pese a que su vida siempre ha estado condicionada por ello, únicamente su madre y una amiga íntima sabían de su problema. La vergüenza y el miedo a no ser comprendida o a que sufrieran con su situación, le hicieron ocultarlo; pero ahora, después de un efectivo tratamiento, Adriana recomienda ponerse en manos de un profesional y relacionarse con personas en su misma situación para que entiendan que no están solos. “Es una enfermedad, como el que es diabético. No es culpa de ellos ni son débiles ni peor que nadie”, asegura a Efe.
LOS OTROS AFECTADOS.
Los familiares de un obsesivo compulsivo son los otros afectados de este trastorno. Según Adriana “es complicado que te comprendan porque si no lo padecen no lo pueden sentir”.
Es por esto que se hace necesario que el entorno social del paciente reciba información de especialistas para entender cómo funciona la mente y dispongan de pautas. “Cuando ven sufrir a alguien que quieren, tienden a darle la razón y esto es contraproducente en nuestro caso”, destaca Adriana.
La situación social actual provoca que sea inevitable sentir miedo y dudas ante el desconocido COVID-19, y esto hace que el temor de las personas con TOC se multiplique.
A la preocupación de contraer la enfermedad se le añade el trastorno que puede verse afectado.“Ahora han aumentado y empeorado los casos por el estrés debido a la pandemia”, puntualizan desde la Asociación de TOC de Madrid.
Adriana asegura que “mi ánimo está más afectado, con pensamientos más negativos y más ansiedad. Tengo que esforzarme en no pensar en la situación actual para no agobiarme”.
Leer, escribir, ver películas, dibujar, jugar con tus animales o hijos, practicar deporte o realizar técnicas de relajación ayudan a mantener la mente ocupada y los especialistas indican que es recomendable.
Además es bueno hablar de los temores, permitirse la queja, hacer caso a la experiencia más que al pensamiento y aceptar la situación.
Los pensamientos negativos y la sobreinformación es algo que hay que evitar para no preocuparse más de lo debido. Según la experta “los pensamientos que el TOC lanza son irracionales y ahora no cobran veracidad sino que, excepcionalmente, hay que prestar más atención a las medidas de higiene ya que el peligro de un contagio es real”.
Con la terapia en práctica y las herramientas suficientes, la calidad de vida de Adriana ha mejorado, pero siempre hay que estar prevenidos.
“Tengo miedo de que se agudice, aunque después de tantos años te conoces más y tienes las herramientas más interiorizadas”, afirma.
La situación actual no es temporal, es a largo a plazo, por lo que no debemos agobiarnos más al respecto, pero tampoco descuidar las medidas de seguridad. La pandemia supone todo un desafío para las personas con TOC pero hay que recordar que la ansiedad se puede controlar. Se trata de pensar menos y sentir más, para así poder disfrutar de la vida sin el agobio de la incertidumbre, indica la psiquiatra.