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REALIDAD Y FANTASÍA

Las temibles patanas

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María Cristina de CaríasSanto Domingo, RD

Emma estuvo de palique con uno de sus amigos, se trata del chofer de una patana y responde al nombre de Leónidas. A pesar de su oficio, el hombre es muy buena persona, pero tanto mi cocinera como yo le tenemos terror a esos maléficos monstruos que se apoderan de la carretera y de las principales vías de la ciudad.

Mi vecindario no es ajeno a estos endiablados engendros y así debe de suceder por toda la capital. Sin ir más lejos, la avenida Máximo Gómez posee más gibas que un camello, debido al paso de esos engendros del demonio.

Cuando acabó la visita a pie de calle, Emma se apresuró a hacerme participe de la conversación con Leónidas. Según el chofer, la avenida de circunvalación, construida para desalojar el tráfico pesado de las vías ciudadanas y hacer el viaje más corto y ágil para ese tipo de vehículos, no resulta tan corto y además hay que pagar demasiados peajes. La clase choferil se está haciendo la remolona ya que las autoridades correspondientes no han puesto el grito en el cielo y obligado a propietarios y choferes a transitar por la Circunvalación. Ya yo he leído varias quejas externadas en los periódicos, respecto al asunto y realmente se debe poner coto al desmán.

El tráfico en la ciudad es cada vez más pesado y endemoniado. No vale que conviertan unas cuantas calles en vías de un solo sentido, la circulación por el Malecón y las más grandes avenidas debe estar libre de las mal haladas patanas que ya tienen por donde recorrer su trayecto sin perturbar la ciudad. Tanto el Ayuntamiento como Obras Públicas tienen que intervenir con firmeza, la ciudadanía, Emma y yo se los agradeceremos…

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