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FÁBULAS EN ALTA VOZ

La amistad en tiempos de Covid

Estos meses de encierro, de angustia y de tristeza por la situación que vive el mundo, me han permitido detener­me a contemplar y a reflexionar so­bre la amistad. Me niego a verla como un simple concepto, me rehúso a definirla como el contacto que se tiene con alguien que no es tu fami­lia, pero que en ocasiones actúa como tal. Tampoco me gusta asumirla a la ligera. Cuando esta es sin­cera, es mucho más que todo lo que puede estar en nuestra cabeza. Es algo que se siente en el corazón, que se lleva en el alma y que nada más requiere de amor para alimentarse.

Sin poses, sin ‘allante’ Desde mi realidad fabulosa puedo decirles que amigo es con quien te sientes ser tú mismo. Si ves que delante de esa persona a la que llamas “ami­ga”, tienes que actuar como no eres, tienes que in­ventar cuentos, hacer gastos excesivos para estar a la par, si tienes que sacar risas desde la planta de los pies para celebrar sus chistes, si te avergüenzas de cómo eres y puedes inclusive, perder tu esencia en­tonces esa persona no es tu amiga.

En la pandemia Estos momentos difíciles son una buena oportu­nidad para saber con quién has podido contar, con quién te has sentido ser tú, y sobre todo, para dar­te cuenta si el que decía serlo lo es, y si el que creías distante es el que está cerca. Todo, absolutamente, todo ha quedado demostrado en estos meses difíci­les en los que el Covid-19 nos ha robado la paz, la alegría y a muchos, hasta la vida. Qué ha sido de­sastrosa su presencia en nuestra vida, sí, lo es, pero también ha llegado para dejar al descubierto el ver­dadero rostro de los seres humanos.

Viaje fabuloso Yo he tenido el chance de ver muchas caras. Unas que se han puesto su careta y otras que se han despojado de ella. Curiosamente, me quedo con quienes se la han quitado. Ahora ya sabemos quié­nes son y cómo tratarlos. Me quedo con ese que saca dos segundos para decirme hola, con el que me responde el mensaje cuando le digo te extra­ño. Me quedo con el que está ahí no para hacerme reír, sino para secar mis lágrimas. Me quedo con el que me permita ser yo y me ayude a cargar con mis consecuencias. Me quedo con el que me lleve a via­jar a un lugar fabuloso donde el Covid nos conta­gie, pero de sinceridad, solidaridad y de amor para toda la vida.

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