Aire puro

A pesar de que el encierro nos ha maniatado, de que debemos andar embozados y que no podemos abrazarnos ni besarnos, se respira otro aire en el ambiente. La gente está optimista, el ambiente se nota despejado, los aires de cambio agradan, todos empiezan a ver el futuro con optimismo.

Es verdad que seguimos en medio de la terrible pandemia, que el turismo se ha alejado de nuestras playas, que se han perdido muchísimos puestos de trabajo, los niños no pueden acudir a sus centros educativos, las clases en línea suponen una carga extra para los padres, los que en muchos casos tienen que salir a trabajar, lo que supone un terrible dilema por no tener ayuda.

Hay muchos otros problemas graves que nos agobian: el costo de la vida se ha disparado de manera alarmante y los problemas psicológicos empiezan a agobiar a la población, constreñida, cansada del estrés y el encierro.

Sin embargo, la sensación es de alivio y esperanza. La gente siente que, por fin, tiene un gobierno preocupado por su real bienestar, pulcro y honrado. Un gobierno capaz de garantizar que nuestro país superara el desastre y se enrumbara por derroteros de desarrollo.

Definitivamente el aire se siente más puro y el horizonte despejado. Todos estamos conscientes que debemos cooperar para superar los problemas que nos agobian, pero todos estamos convencidos que el mañana será mejor, más seguro y con garantías de seriedad y ética, por parte de los que conducen el Gobierno.