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FOLCLOREANDO

La felicidad está dentro de ti

Cuando mi gente me dice que me admira, que le gustaría ser como yo, solo le di­go, pues hazlo. “Pero Xiomarita, es que eres entusiasta, con mucha energía”, y vuelvo y le respondo, “pero tú lo puedes hacer, lo primero es tomar la decisión y lanzarte”. Y es que la gente tiene miedo a lo desconocido, a que se burlen de ella, a no quedar bien. Lo único que falta es voluntad, elevar su estima y seguir adelante. Y suce­de que cuando se decide a cambiar de actitud no hay quien la aguante, porque lo importante es comenzar.

Pero también nos lanzamos cuando tenemos ne­cesidades o carencias que pueden ser emocionales, físicas o espirituales. Cuando observo que una perso­na se aferra a otro ser humano u otro ser viviente, por ejemplo, un animal, es que quiere compañía, no es preocuparse por alguien o por algo, es que quiere lle­nar un vacío existencial, aunque ese animal esté ama­rrado, enjaulado; lo que desea es resolver su soledad perjudicando a otro.

Entonces, me ha pasado que algunas personas me llaman o me comentan cualquier problema y la escu­cho, porque lo que quiere es eso, desahogarse; y mu­chas veces ocurre que hasta con hacer un chiste o co­municarle parte de mi testimonio de vida se mejoran, cambian de semblante, porque lo que le cuento es más grande que sus problemas.

Por qué la gente tiene que contarle sus problemas al Facebook, como si la red fuera un “ré­feri”. La gente tiene que vivir su realidad, aprender a manejar­se y salir a camino con sus problemas al hombro y descargar­lo en cualquier reci­piente que esté fuera de nuestro entorno. Y muy importante es no juntarse con gente negativa que está vi­viendo la vida de los demás, porque lo que hace es debilitar esas energías que fluyen dentro de tu ser.

Un ejemplo de esas personas es cuando la invitamos a una actividad y nunca van, pero si no las invitan, porque no pertene­cen al círculo afectivo, se sienten mal y arman un chis­me, que hasta involucra a otras personas en esta mi­tomanía, por lo que es preferible rechazarlas. Ahora, cuando usted se junta con gente que lo que hace es alivianarle la carga, todos los nudos habidos y por ha­ber se desbaratan. Así que imítenme y sigan adelante

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