Salud

¿Qué es un “mini” accidente cerebrovascular?

Es posible que un “mini” accidente cerebrovascular no cause daño cerebral permanente, pero es una señal de advertencia de que podría estar en riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular debilitante o mortal.

HEALTH MATTERSNew York-Presbyterian

Aproximadamen­te uno de cada tres adultos estadouni­denses ha experi­mentado un sín­toma consistente con un “mini” accidente cerebrovascular, a ve­ces llamado ataque isquémico transitorio (AIT). Sin embargo, solo el tres por ciento buscó aten­ción médica, según un estudio de 2017 de la American Heart Asso­ciation.

Ignorar estos síntomas podría te­ner consecuencias mortales, dice el Dr. Mitchell Elkind, neurólogo de accidentes cerebrovasculares del NewYork-Presbyterian / Columbia University Irving Medical Center.

“Un AIT se considera una señal de advertencia de un accidente ce­rebrovascular”, dice el Dr. Elkind.

Una vez que haya tenido un AIT, existe un 10 por ciento de posibili­dades de que sufra un derrame ce­rebral en los próximos tres meses. Sin embargo, el mayor riesgo se presenta en los primeros días des­pués de un AIT, según el Dr. Elkind, quien señala que cinco de cada 100 personas que han tenido un AIT van a sufrir un accidente cerebrovascu­lar en solo dos días.

“La mejor manera de prevenir problemas futuros es si una perso­na actúa rápidamente, para que po­damos determinar y tratar la causa subyacente”.

El Dr. Elkind, quien también se des­empeña como presidente de la Aso­ciación Estadounidense del Corazón, nos dice cómo detectar las señales de advertencia de un AIT, cómo res­

ponder si usted o un ser querido su­fre uno y qué puede hacer usted para ayudar a reducir el riesgo de sufrir un derrame cerebral.

¿Qué es un AIT? AIT significa ataque isquémico transitorio, a veces conocido co­mo “mini” accidente cerebrovas­cular. La mayoría de los acciden­tes cerebrovasculares se deben a una obstrucción en un vaso san­guíneo que provoca una lesión en el cerebro. Un AIT es como un accidente cerebrovascular que se detuvo antes de que se produje­ra un daño permanente. Esto sig­nifica que hay un cese temporal del flujo sanguíneo que causa una disfunción del cerebro, pero el flujo sanguíneo se resta­blece antes de que se produzca un daño permanente en el cerebro.

¿Cuál es la diferencia entre un AIT y un derrame cerebral? Con un AIT, los sín­tomas sue­len ser de corta dura­ción. La perso­na puede tener la cara caída y debilidad del brazo del mismo la­do del cuerpo, pero durará solo de 5 a diez minutos, desaparecerá y la persona se verá y se sentirá com­pletamente normal. Con un derra­me cerebral, la disminución del flu­jo sanguíneo continúa durante un período de tiempo más largo.

Sin embargo, lo que hemos aprendido de técnicas de imágenes más modernas como la resonancia magnética, que es sensible a los primeros sig­nos de un accidente cerebrovas­cular, es que incluso las personas que tienen episodios muy breves, que duran solo cinco o 10 minutos, tienen evidencia de daño perma­nente al cerebro aproximadamen­te la mitad del tiempo. Entonces, estos breves hechizos que solía­mos llamar AIT ahora en realidad se conocen como accidentes ce­rebrovasculares. Lo importante es averiguar qué provocó este he­chizo y qué podemos hacer para evitar que la persona sufra un de­rrame cerebral potencialmente grande e incapacitante.

¿Cómo sabe una persona que ha sufrido un AIT y no algo menos peligroso? Un AIT es un evento transitorio. Debido a que los síntomas desapa­recen rápidamente, las personas se tranquilizan y asumen que todo es­tá bien. Por esa razón, las personas pueden atribuir sus síntomas a otra cosa, como una migraña, un nervio pinzado o un problema del oído in­terno que causa mareos. Cuando los síntomas son nuevos o diferen­tes de cualquier cosa que haya ex­perimentado antes, si son graves o si aparecen muy repentinamente, es importante buscar atención mé­dica de inmediato.

Si no puede encontrar una ex­plicación alternativa obvia para sus síntomas, entonces debe ir a la sa­la de emergencias y hacer que lo revisen porque puede ser el primer signo de un problema más grave. Desafortunadamente, no hay una forma real de saberlo con certeza a menos que lo evalúen.

¿Sabemos qué causa un AIT? Hay muchas causas diferentes de un AIT, y las causas son esencialmente las mismas que las de un accidente cerebro­vascular y una enfermedad car­díaca. La presión arterial alta es la causa más importante de acci­dentes cerebrovasculares y AIT. Las enfermedades cardíacas tam­bién son una causa común de ac­cidente cerebrovascular, espe­cialmente alteraciones del ritmo cardíaco como fibrilación auricu­lar o un ritmo cardíaco irregular. Lo que sucede en esa situación es que el corazón no late con regula­ridad, por lo que en lugar de que la sangre fluya rápidamente a tra­vés del corazón, puede formar pequeños remolinos dentro de las cámaras del corazón. Esos char­cos de remolinos pueden provo­car la formación de coágulos de sangre. Esos pequeños coágulos de sangre pueden viajar a través de los vasos sanguíneos y, cuan­do entran en un vaso sanguíneo lo suficientemente pequeño en el cerebro, lo bloquean y detienen el flujo sanguíneo, provocando un derrame cerebral.

Otra causa importante es el es­trechamiento de una de las arterias del cerebro, en particular la arte­ria carótida que sale del cuello. Es­te es el vaso sanguíneo que todo el mundo puede sentir pulsando en su cuello, llevando sangre al cere­bro. Un estrechamiento en un vaso sanguíneo se llama estenosis. Con el tiempo, el envejecimiento y cier­tos factores de riesgo, como la hi­pertensión arterial y la diabetes, la carótida y otros vasos pueden estre­charse y esto conduce a una dismi­nución del flujo sanguíneo al cere­bro. A veces se cierra por completo y eso puede provocar un derrame cerebral.

¿Quiénes corren mayor riesgo de sufrir un AIT? Las personas que sufren de hi­pertensión arterial, diabe­tes, colesterol alto, taba­quismo, sedentarismo o inflamación están en riesgo. Todas es­tas condiciones pueden conducir gradualmente a dañar el corazón o los vasos sanguíneos con el tiempo.

También existe una idea errónea sobre los accidentes cerebrovascu­lares y los AIT de que solo afectan a las personas mayores. También hemos visto un aumento en los ac­cidentes cerebrovasculares en per­sonas más jóvenes. Creemos que parte de la razón es un cambio en la aparición de factores de riesgo en personas más jóvenes. Sabemos que hay una epidemia de obesi­dad en el país y hay mucho seden­tarismo. La gente no hace suficien­te actividad ni ejercicio. Entonces, estamos viendo la aparición de co­sas como presión arterial alta y dia­betes en personas cada vez más jó­venes. Junto con eso, vienen las complicaciones, que incluyen acci­dentes cerebrovasculares y AIT. En­tonces, a nivel nacional y de salud pública, esa es una gran preocupa­ción.

¿Cómo se trata un AIT? Cuando alguien se presenta en la sala de emergencias con síntomas que pueden ser compatibles con un AIT o un accidente cerebrovascular, lo primero que sucederá es que le harán una tomografía computariza­da o una tomografía computariza­da de la cabeza. La principal razón para hacerlo es descartar una he­morragia en el cerebro o una hemo­rragia. Los accidentes cerebrovas­culares vienen en dos variedades principales. Uno es el bloqueo de los vasos sanguíneos. Eso es lo que llamamos accidente cerebrovas­cular isquémico. El otro es un acci­dente cerebrovascular hemorrágico que se debe al sangrado de un vaso sanguíneo. Suelen ser más graves, pero rara vez las personas tienen el mismo tipo de episodios transito­rios de una pequeña hemorragia. Entonces, se realiza una tomografía computarizada para determinar si ha habido sangrado o algo más en la cabeza.

Si no hay evidencia de sangrado y los síntomas persisten, entonces la persona puede ser candidata pa­ra lo que llamamos terapia trombo­lítica, o tPA, que es un medicamen­to que puede disolver los coágulos de sangre. Tendrían que conseguir­lo unas pocas horas después de que se produce el accidente cerebrovas­cular para que sea efectivo. Si se tratara de un accidente cerebrovas­cular más grande y hubiera eviden­cia de bloqueo en uno de los vasos sanguíneos grandes del cerebro, entonces la persona podría ser lle­vada a un procedimiento interven­cionista, lo que llamamos trombec­tomía, que es la extracción de un coágulo de sangre de ese vaso san­guíneo grande en el cerebro.

¿Cómo puede alguien reducir su riesgo de sufrir un derrame cerebral o un AIT? Hay muchas maneras excelen­tes de prevenir un derrame ce­rebral. La American Heart Asso­ciation recomienda 150 minutos, o 30 minutos durante cinco días a la semana de ejercicio aeróbi­co de intensidad moderada co­mo mínimo. Podría ser andar en bicicleta o trotar o jugar tenis o cosas por el estilo. Si tiene artri­tis u otros problemas en los que es posible que no pueda realizar este nivel de actividad, puede ca­minar media hora al día. Todo lo que pueda hacer para levantar­se y ponerse en movimiento será una excelente manera de reducir el riesgo de un derrame cerebral.

Además, comer adecuadamente: les digo a mis pacientes que coman muchas frutas y verduras. Evite los dulces concentrados y los alimentos procesados. Para las proteínas, el pes­cado es bueno. Las aves de corral son buenas, especialmente si se quita la piel, y lo ideal es limitar la carne ro­ja a no más de una vez por semana. Las personas deben beber agua tan­to como sea posible. Evite las bebidas endulzadas con azúcar. Incluso los re­frescos dietéticos y las bebidas dieté­ticas pueden conllevar algún riesgo. Con respecto al alcohol, les decimos a las personas que no más de una bebi­da al día para las mujeres y no más de dos bebidas al día para los hombres.

Recomiendo que se controle la presión arterial, los niveles de co­lesterol y se asegure de que no es­tá desarrollando problemas con el azúcar en la sangre. Y, por supues­to, evite fumar productos de taba­co. Hemos visto los tipos de proble­mas que el vapeo puede causar en los pulmones. Y cualquier produc­to de tabaco es potencialmente pe­ligroso y debe evitarse.

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