Recuerdos en día lluvioso

Este día lluvioso, de tormenta, es apropiado para rememorar otros tiempos en los cuales no apreciábamos en su justa medida la maravillosa sensación de libertad, pletóricos de salud y ganas de comernos el mundo.

A lo mejor no teníamos todos los bienes materiales de que disponemos hoy en día, ni los adelantos tecnológicos de nuestro presente, pero nuestro entorno nos parecía satisfactorio y nos las arreglábamos para divertirnos y pasarlo bien mediante acontecimientos simples.

El gran pasatiempo era ir al cine, a la sazón existían varias salas de moda y allí acudía la juventud para contemplar la película del momento.

Después, no había joven que se respetara que no se hiciera presente en la pizzería más demandada en ese entonces. Allí se podía, además de degustar el apetecible plato italiano, trabar conversación con el muchacho o la joven que se había apoderado de nuestra imaginación y nuestros sueños.

Era un espacio de tiempo en el que escapábamos de la custodia celosa de los padres y estábamos a gusto, dando rienda suelta a nuestros caprichos juveniles. Muchos amores resultaron de estos encuentros alrededor de la suculenta pizza y el consabido refresco, enamoramientos adolescentes, pletóricos de romanticismo que luego durante la semana se resumían a una llamada y quizás un encuentro fugaz, en la puerta de la escuela. Materia prioritaria de circunloquios con las amistades más cercanas, entre cuadernos de matemáticas e historia. Motivo para soñar hasta el próximo encuentro, después del cine, en la pizzería y a resguardo del celo de los mayores…