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Folcloreando

¡Vamos a comportarnos!

No habrá una última vez en cuanto a comentar lo que está sucediendo en las redes. Parece que la gente está perdiendo el tino. Es de mal gusto que se dé una condolencia por el fallecimiento de alguien conocido y “salte” una persona “adivinando” el motivo del fallecimiento, sin pensar que las redes son públicas y que el tema causa dolor. Y no es que lo haga de maldad, es la costumbre de creer que está hablando de tú a tú en el balcón de su casa.

Pura pantalla Lo bonito del caso es que la mayoría de ese comportamiento se da en intelectuales, poetas, escritores, artistas que lo que transmiten es su verdadera personalidad, pero nadie le dice nada, ni delante de ellos ni detrás, se les deja pasar.

Responder la gratitud En estas redes he aprendido bastante. No concibo que se muera un familiar, que los amigos vayan a la funeraria a darle el pésame a los dolientes y estos estén más enfocados en contestar la gratitud a los que comentan en el Facebook que a los que van personalmente a hacerles compañía. ¿Es que se han vuelto insensibles? No soy dada a esos cumplimiento, al menos que sea para ofrecerme a una labor solidaria, o que la persona fallecida tuvo en vida una conexión conmigo aunque no fuera parte de mi familia.

Cada uno con lo suyo Otra situación que he observado es que algunos quieren ser los protagonistas de esas noticias, son los portavoces de este ciclo de vida, más que del nacimiento y además son los que toman fotos del fallecido para su colección y explayarse para escribir lo bueno que era y sus debilidades.

Acciones repetitivas Otro protagonismo se da cuando comparten un video atentando a la moral y para hacer crítica del video lo comparten, cayendo en lo mismo que se critica. En pocas palabras, los mismos que critican debajo del muro también inciden en lo mismo, pero no se dan cuenta, porque lo hacen en automático. Estamos maniatados y es preocupante, porque no se sabe qué le dejaremos a los que están subiendo.

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