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CAPITAL HUMANO Y PANDEMIA

¿Cómo enfrentan los líderes empresariales de América Latina los desafíos de transformación en materia de talento y organización?

Solo el 19% indica sentirse realmente preparado para enfrentarlos exitosamente.

Existe un bajo nivel de preparación de las empresas latinoamericanas para enfrentar con audacia y resiliencia el proceso de transformación y los desafíos en materia de capital humano que la pandemia está imponiendo, justo en un momento crítico en el cual la reinvención es indispensable para asegurar la supervivencia empresarial y el bienestar de las personas.

Así lo revelan los resultados del estudio de Tendencias Globales de Capital Humano de Deloitte 2020. Con el surgimiento del Covid-19, las organizaciones se ven obligadas a tomar medidas inmediatas como reacción a la pandemia, por ejemplo, cambiar al esquema de trabajo remoto y virtual, implementar nuevas formas de trabajo y redireccionar la fuerza laboral en actividades críticas. Ahora, las organizaciones deberían pensar en cómo sostener estas acciones integrándolas en su cultura organizacional y su ADN, o esencia de transformación. Sin embargo, el estudio de Deloitte demuestra que el ADN resiliente en las empresas latinoamericanas se ubica en promedio en 52%. Los niveles de preparación en temas de trabajo y reconversión de talento, cambios en modelos de negocios, liderazgo, trabajo en equipo y cultura, son las áreas en materia de capital humano donde las empresas en Latinoamérica revelan bajos puntajes. En promedio, solamente un 19% de los líderes de negocios y recursos humanos consultados consideran que las empresas se sienten “muy preparadas” para enfrentar con éxito estos desafíos en los próximos tres a cinco años.

No se visualizan esfuerzos Sofía Calderón, socia líder de Capital Humano para Latinoamérica de esta firma privada, comenta: “Durante la última década hemos estado temerosos sobre el impacto que la Cuarta Revolución Industrial ejercería en la reconfiguración de nuestra fuerza laboral. Ante la coyuntura actual, no hay mucho más margen para divagar, debemos actuar muy pragmáticamente alrededor de la principal interrogante de esta década. ¿Cómo podemos las organizaciones aprovechar y abrazar el entorno digital y la automatización para humanizar el trabajo? Justo sobre esta intersección nos habla esta edición”. Además, el estudio muestra que no se visualizan esfuerzos significativos orientados para aumentar los niveles de preparación. En esta línea, por ejemplo, únicamente un 26% de los encuestados en Latinoamérica refirió que las organizaciones están haciendo importantes inversiones para lograr un verdadero cambio en el trabajo, carreras y empleos debido a la Inteligencia Artificial. En este décimo informe, titulado “La empresa social en el trabajo: la paradoja como un camino a seguir”, la firma examina formas de crear esa sostenibilidad en la intersección entre humanos y tecnología y define atributos centrales que debe integrar la organización para crear y sostener tal vinculación. Este ADN se presenta en un momento clave, tras haber encuestado a aproximadamente 55,000 líderes empresariales durante 10 años, en este estudio global más grande de su tipo.

Algunas pinceladas:

-Según el estudio, en Latinoamérica la prioridad número uno de las organizaciones –compartido con el tema del bienestar– es la “Ética y futuro del trabajo”, centrado en los desafíos éticos de unir personas y tecnología en la empresa.

- Pese a la alta importancia que dan a este tema de Ética y futuro del trabajo, solamente 33% de las organizaciones cuenta con políticas claras y líderes definidos para gestionar estos impactos éticos que implica el trabajo del futuro.

- El bienestar se posiciona también como prioridad uno para las empresas en el mundo y en Latinoamérica. Pese a la alta importancia, un 72% de los entrevistados latinoamericanos, indica que el bienestar no está integrado estratégicamente al trabajo, sino como acciones complementarias. Un 39% no tiene estrategia o la enfoca únicamente en elementos de seguridad o salud ocupacional física. Adicionalmente un el 52% no mide el impacto que tiene en el desempeño de la organización.

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