TRAS LAS CORTINAS
Fortaleza, amor y esperanza en tiempos de desolación
Buenos días. En esta mañana elevemos una oración de amor y esperanza para que Dios Todopoderoso cubra con su Santo Manto a todos los afectados por el coronavirus, fortalezca el corazón de quienes han perdido sus seres queridos sin poder despedirlos y sepultarlos como hubiese sido su deseo, y para que en nuestros hogares prevalezcan la fe, la esperanza y la alegría en un mundo mejor y libre del Covid-19.
Nada pasa por casualidad
Cuando sucede algo que consideramos negativo en nuestra vida nos preguntamos: ¿Señor, por qué a mí? Y precisamente en medio del Covid-19 que nos tiene sumergidos en una estela de llanto, dolor, angustia y desolación, es la pregunta que nos hacemos, siendo la repuesta obligada: Nada pasa por casualidad, todo tiene una razón y un porqué en la vida. Y es así, el Señor tiene un plan divino con cada uno de sus hijos. Si lo tomamos de esta manera, veremos la vida desde un plano más elevado que nos llevará a profundizar internamente sobre nuestro comportamiento frente a los demás.
Reflexiva lección de vida
La pandemia ha llenado de luto, dolor y angustia a tantos hogares y que tiene de rodillas al mundo, incluso, aquellas potencias que pensaban que su poder estaba por encima de Dios, hoy están arrodilladas suplicando clemencia ante este monstruo silente que amenaza con desaparecer gran parte de la humanidad. Debemos ver el Covid-19 como una señal divina, que nos debe llevar a elevar el nivel de conciencia sobre nuestro accionar de vida en este paraíso terrenal. Sin lugar a dudas que es una de las pruebas más difíciles que vive la humanidad, pero es una prueba que nos llenará de amor y comprensión, y que nos llevará a ser mejores seres humanos, a compartir lo poco o lo mucho con nuestros semejantes, y que nos hará entender que todos somos iguales ante los ojos de Dios, y por tanto, nos conducirá a llenar nuestro corazón de amor, aceptación y compasión ante los demás, y por ende a ser mejores seres humanos
Desgarrantes testimonios
Desde que se inició el Covid-19 hemos visto su poder de propagación hasta convertirse en una de las peores pandemias de la historia dejando a su paso dolorosos y desgarrantes testimonios que nos llegan por diversos medios de comunicación, especialmente las redes, como es el caso de una joven en la ciudad de Nueva York, que con apenas 25 años el virus le arrancó la vida dejando en la orfandad a su bebe de dos meses de nacida. Con el alma hecha pedazos escuchamos el testimonio del doctor que la atendió hasta verla partir, y quien testificó que lo único que ella le pedía era que cuidaran de su bebita.