Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

FÁBULAS EN ALTA VOZ

Un gesto de solidaridad en momentos difíciles

Veo personas que van y vienen, que no le temen al ‘engreído’ y ‘todopoderoso’ del Covid-19. Sí, gente que desafía su inoportuna presencia en nuestro país, que minimiza las muertes que él ha causado y la cantidad de infectados que crece ‘como el arroz’ en todo el mundo. Sin embargo, como con ellos no hay quién pueda, no nos queda de otra que seguir orando para que Dios los proteja y evite que su imprudencia afecte a quienes sí acatamos las medidas impuestas por las autoridades.

Para no morir de impotencia Sé que como a mí, a muchos de ustedes ‘les hierve’ la sangre, como decimos los dominicanos, cada vez que una persona indolente se lanza a los ‘brazos’ de un virus que nos ha robado hasta el derecho de abrazar­nos. Yo, para no morir de impotencia, me he detenido a valorar muchas cosas que tal vez antes dejaba pasar por alto. Con gran admiración agradezco el gesto soli­dario de colegas que por distintas vías, menos presen­cial, por supuesto, me han manifestado su deseo de colaborar con nosotros en la sección. Patricia Crusset, Bernadette Sánchez, Maribel Hernández, Montserrat Puig, Ivonne Soriano y muchas otras se han interesa­do en apoyar la ardua labor que le ha tocado desem­peñar al periodista en estos días difíciles.

Es el cuerpo que está encerrado… Estas profesionales están claras en que en momentos como estos es necesario el ‘abrazo’ solidario a distan­cia. Con su actitud han dejado sobreentendido que es el cuerpo el que está encerrado, y que la mente puede volar, puede ser creativa, puede aportar, puede ser, si se quiere, hasta más productiva. Esto me ha enseña­do que quizás el Covid-19 nos ha robado muchas co­sas, incluida la libertad. Empero, nos ha regalado mi­les de formas de acercarnos y manifestarnos muestras que antes no valorábamos porque se daba a lo inver­so: nuestro cuerpo salía día a día, pero nuestra mente estaba atrapada en una sola cosa: nosotros mismos.

En la ciudad fabulosa ‘online’ Hoy, he entendido que en este lugar que vivimos, como si se tratara de una ciudad fabulosa, también podemos descubrir nuevas muestras de cariño. Po­demos abrazar la vida, besar la brisa, escuchar el si­lencio de una ciudad que a las 5:00 de la tarde pone a descansar su asfalto. Podemos tocar el rostro de la es­peranza a la que muchos se aferran, o saborear el ges­to solidario que nos acerca cuando un ínfimo virus se­para a toda la humanidad.

Tags relacionados