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PSICOLOGÍA

Adaptarse a los cambios del Covid-19

La pandemia del coronavirus Covid-19 y las radicales medidas tomadas por los gobiernos para contenerla, han puesto patas los estilos de vida, actividades, relaciones, rutinas y hábitos de millones de personas en todo el planeta. La psicóloga Pilar Conde, directora técnica de Clínicas Origen (https://clinicasorigen.es) ofrece una serie de claves para adaptarnos a esta catarata de cambios, que han modificado y seguirán modificando, nuestra manera de ser, vivir y relacionarnos con nosotros mismos y otras personas. Son consejos psicológicos para acomodar nuestra mente y emociones a algunos de los cambios derivados de esta crisis: CONVIVENCIA MÁS ESTRECHA. Pasar de una convivencia en la que padres e hijos se ven a ciertas horas, a convivir estrecha y continuamente, requiere una adaptación, según Conde. Para conseguirla, recomienda establecer junto a la familia rutinas y un horario que esté accesible a todos los integrantes del núcleo familiar, integrando horas de estudio, trabajo, preparación de comidas, tareas domésticas y tiempo de ocio. Sugiere también establecer cómo se van a repartir las salas de la casa, y la elección de las actividades conjuntas. “El funcionamiento de este sistema de comunicación, ayuda a los pequeños que sepan que va a ir sucediendo a lo largo del día, y a que gestionen el tiempo y la incertidumbre y frustración”, apunta. También sugiere idear algunas rutinas y alternativas domésticas que simulen las actividades externas saludables para adultos y pequeños, como el deporte, los juegos en el parque o los paseos. “Dado que los niños tienen la capacidad del juego simbólico, podemos traer a casa muchas situaciones de la calle y jugar a repetirlas en el hogar”, según Conde. SENSACIÓN DE DESCONTROL. Durante la crisis podemos pasar de la sensación de controlar nuestra vida a sentir que no podemos controlarla, según Conde. Señala que tenemos un control de asumir esta situación, decidir cómo queremos afrontarla, aceptar y cumplir las medidas que nos marcan, y actuar desde la preocupación responsable. Esto último significa que estemos preocupados no nos dejamos llevar por la ansiedad y el miedo, por lo que decidimos no compartir información que crea mayor miedo social, ser cívicos y pensar en los demás, actuar con coherencia al comprar, al cumplir la distancia de seguridad y respetar las medidas de seguridad sanitarias, señala esta psicóloga. INCERTIDUMBRE CONSTANTE También hay que acomodarse psicológicamente a pasar de la relativa estabilidad mental y emocional previa a la crisis a la actual situación de permanente incertidumbre personal, añade Para Conde “es momento de potenciar la resiliencia, es decir la capacidad de afrontar la adversidad, y salir fortalecido psicológicamente de dicha experiencia”. Para ello “es importante que las personas asumamos la responsabilidad de gestionar nuestras emociones y no dejarnos llevar por el pánico, que pensemos que esto depende de cada uno, y en las maneras en que vamos a ayudar al prójimo y vamos a superar esta situación”, destaca. “Afortunadamente disponemos de los medios electrónicos y online para poder comunicarnos, lo que nos da la posibilidad de acompañarnos y ayudarnos entre todos. Debemos reflexionar sobre qué podemos hacer por el resto“, señala “Tolerar la incertidumbre requiere asumir que no podemos controlar el resultado, pero si podemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para conseguirlo, por lo que una buena estrategia es centrarse en aquello que cada uno de manera individual y como familia, empresa, colectivo podemos hacer”, destaca. ALTERACIÓN DE LA RUTINA DIARIA. Pasar de una rutina y hábitos establecidos (horarios, trabajo, ocio, vida diaria) a una realidad diaria incierta, es otro cambio importante, según Conde. “Debemos ser conscientes de que nuestras empresas, también afrontan la incertidumbre, por lo que hay que tolerar los tiempos de espera e ir realizando los cambios conforme van sucediendo, con la actitud de “partido a partido”, “día a día”, enfatiza. Conde recomienda actuar positivamente en la situación presente y confiar en que tanto el gobierno como las personas sabremos cómo actuar conforme esto vaya evolucionando y en que tendremos la capacidad de adaptación. CONTACTO SOCIAL REDUCIDO. La pandemia también obliga a pasar de una vida con contacto social y familiar a otra de relativo aislamiento respecto de otras personas, según Conde. Aunque no mantengamos contacto presencial, felizmente podemos mantener nuestras las relaciones sociales a través del teléfono móvil, las redes sociales y las plataformas ‘online’, siguiendo en contacto con nuestro entorno, lo cual es un factor de protección para nuestro bienestar emocional, asegura. LIBERTAD RESTRINGIDA. En una situación de crisis como la actual, la “vida en la calle” y la libertad de movimientos y elecciones, que la acompañan, son reemplazados por las restricciones y limitaciones, que implica la “vida en casa” por obligación o necesidad, según Conde. “Si aceptamos estas medidas se aceptan como una cuestión de responsabilidad, ayudaremos a disminuir consecuencias negativas que suelen generar las medidas impuestas a la fuerza, y si cada uno de nosotros actúa de manera responsable con la premisa de contribuir a la salud general, la predisposición a cumplirlas será mayor”, señala. Desde un punto de vista psicológico, esto equivale a decirnos “¡me quedo en casa, porque actúo con responsabilidad, porque ayudo a los mayores, a mis vecinos, a familiares y amigos, a todas las personas. Porque respeto a los profesionales que tienen que estar trabajando para ayudarnos!”, enfatiza Conde.

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