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COSAS DE DIOS

Colino en la eternidad

Estaba dormido. Pienso que ni se enteró que partía de este mundo. Como dicen que cuando morimos andamos despistados, todavía creerá que duerme, que despertará de su visita al cielo. O quizá ya el Señor le aclaró: No, Colino, estás aquí, ya llegaste a la eternidad.

La despedida Lo vi por última vez el lunes 23 de diciembre, vestido con ropa informal, me resultaba extraña su apariencia sin la sotana habitual. Pasamos a visitarlo tres laicas que asistíamos a sus misas. Lo encontramos algo pálido, aunque con su energía habitual.

Sonrío al vernos llegar. La conversación fue breve y tengo en la memoria su imagen mientras se alejaba, apoyado en un andador, rumbo al comedor donde debía almorzar pero, luego me enteré, apenas probó bocado. Así terminó una amistad corta que inició de manera inusual, cuando escribí una columna que titulé “El Cura de los Dos Sermones”.

El inicio En aquel artículo contaba que, tras terminar el primer sermón, antes de la despedida, el padre Xavier Colino retomaba el tema donde lo dejó y añadía un comentario siempre sustancioso. Como quien se queda pensando y le llega a la cabeza la idea que resume y aclara por completo lo que antes ha planteado.

Sus misas Alguna vez, cantaba al final de la misa, la cual salpicada con sus ocurrencias que nos hacían reír. ¡Vaya Eucaristías que celebraba el padre Colino!, pienso ahora, con sermón doble, muchísimos datos, alegría y canciones. ¡Yo las disfrutaba tanto! Si algún día, que no le correspondía a él oficiar, entraba la capilla del Santísimo, donde celebraba, y lo encontraba allí, porque fue a sustituir un compañero, casi lanzaba un grito de alegría. Les ocurría a otros fieles, me lo comentaban. Llegué a recomendarle sus misas a una amiga que madrugó, Colino celebraba a las 6:30 de la mañana, solo para escuchar a ese cura tan particular.

Su petición Como ya tenía 81 años, y muchos achaques, varias veces escuché al padre Colino pedirle al Señor que se lo llevara mientras celebraba una misa. Y Dios, que les da a sus hijos mucho más de lo que le piden, para que ese cura, al que Él también debe amar mucho, no se le fuera a lastimar al caerse, se lo llevó dormido y en una fecha especial, el 24 de diciembre. Hace casi dos meses.

Y mientras el “Cura de los dos Sermones” debe estar disfrutando de la eternidad, cuánto lo extrañamos aquí, desde donde pido paz para su alma, la del sacerdote jesuita Xavier Colino.

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