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FÁBULAS EN ALTA VOZ

Importancia de tener una fe preventiva

Sé que algunos se preguntarán: ¿Y qué es eso? O tal vez otros me tildarán de loca. El caso es que así es mi fe. Creo en Dios porque he sentido siempre su grandeza, porque sé de su existencia, pero jamás por conveniencia. Me lastima ver cómo algunos solo muestran su fe en momentos difíciles. Por ejemplo, para “curarse” de algún problema. Yo en cambio la tengo para “curarme” en salud.

No utilizar al Señor No es una crítica, es una reflexión para que entendamos que no es justo que a un ser que nos ha dado muestra de su poder divino, solo lo busquemos cuando lo necesitamos. Es como si lo utilizáramos, pues en ocasiones, una vez conseguimos lo que le pedimos, volvemos a la posición anterior: creernos más que Él, ignorar sus designios y sobre todo, volvemos a vivir en el libre albedrío.

Hacer un viaje fabuloso Ante este comportamiento que adoptamos sin detenernos a pensar en las consecuencias, le invito a realizar un viaje hacia una ciudad fabulosa donde se predica con una fe preventiva, que no es más que aquella que se profesa sin ver, que se fortalece sin intercambio alguno, y que se siente en cada célula de nuestro ser. Es aquella que no espera un momento de angustia, sino que se tiene en la paz y en la prueba. En definitiva, es la que nos lleva a imitar el ejemplo del Señor y a aguantar sin chistar, los clavos que nos toquen en la vida.

Siguiendo sus huellas En este lugar fabuloso conocen la grandeza del Todopoderoso y, con sus buenas acciones tratan de pisar sobre sus huellas. Si algo les sale bien, saben que obra suya es todo eso, pero si no sale como esperaban, saben que por algo suceden las cosas, y que Dios ha intervenido para cuidarle. Nunca le reclaman al Señor por no conquistar lo que esperan. Al contrario, le agradecen porque saben que Él siempre tiene un mejor plan. Ante todo, la fe de los moradores de esta comunidad, es preventiva.

Volviendo a la realidad Sé que al volver usted a este mundo convulso, se encuentra raro viendo cómo la gente solo acude al Señor cuando tiene la soga al cuello. Cómo se enoja cuando entiende que lo que ha pedido a Dios no se da como quería, cómo le reclama y hasta niega su existencia si el Señor no obtempera sus peticiones. Es como una especie de dando y dando pajarito volando, o como la histórica frase de Santo Tomás: “Ver para creer”. Si Tú me sanas, creo en ti, pero lamento decirle que Él no actúa así, Él solo existe y punto, crea usted o no. Por eso yo siempre he tenido una fe preventiva, no por conveniencia.

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