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REFUGIO FILOSÓFICO

La sociedad del espectáculo

Recientemente, por recomendación de Nelson, un compañero de la universidad donde estudio filosofía, leí “La sociedad del espectáculo” (La société du spectacle) escrita por Guy Debord, un filósofo y cineasta francés.

El libro, con apenas 64 páginas, en mi opinión es complejo y sustancioso. En él se hace una crítica cruda y penetrante de la sociedad actual, aunque el libro es del 1967.

El autor explica cómo hemos hecho de la cotidianidad una exhibición mediocre y miserable. Nos hemos convertido en un espectáculo barato y de mal gusto.

El libro inicia con una frase del filósofo y antropólogo alemán Feuerbach, que cita: “Sin duda nuestro tiempo prefiere la imagen a la cosa, la copia a lo original, la representación a la realidad, la apariencia al ser. Lo que es “sagrado”, no es sino una ilusión, lo que es profano es la “verdad”.

Guy Debord ve la “sociedad del espectáculo” no como una decoración añadida, sino como el corazón del irrealismo de la sociedad concreta, bajo todas sus formas particulares de información, publicidad y consumo. “El espectáculo es el modelo presente de la vida que nos domina ahora”.

Para el autor, nosotros, clase trabajadora, estamos alineadas por los medios de comunicación, no escapamos, se nos crea una realidad ficticia, sujetas por imágenes engañosas que nos hacen creer que nos “proporcionan el poder”, pero no lo tenemos; es más, eso no sucederá nunca.

En la sociedad del espectáculo el arte ya no es necesario, no trasciende, no sensibiliza, ni transforma. Sólo entretiene. Somos esclavos de nuestra propia imagen.

El filósofo dice que “nuestra incapacidad para buscar una realidad con sentido nos conduce a la necesidad de construir una imagen de nuestra realidad adulterada y estática”.

El “espectáculo” es esa presencia permanente que nos ocupa la parte principal del tiempo. Nos hemos convertidos en huecos, tenemos las manos vacías, una vida insustancial e insípida nos arropa, pero no es culpa del espectáculo exterior, sino del espectáculo sin razón que hemos interiorizado.

“El espectáculo es el heredero de toda la debilidad del proyecto filosófico oriental, una muy mala pero necesaria comprensión de la actividad dominada por las categorías del ver”, afirma en el libro.

Debord entiende que: “El espectáculo es un discurso ininterrumpido que el orden presente mantiene consigo mismo. Es el autorretrato del poder de su gestión totalitaria de las condiciones de existencia. La apariencia fetichista de pura objetividad en las relaciones espectaculares”.

Me reconozco parte del espectáculo, porque mientras escribo esta columna, parte de la escena de mi vida, donde baja y sube el telón, para mostrar a mis espectadores eso que soy y no soy (dice Heráclito que somos y no somos). Nadie está exento a formar parte del espectáculo. Todos lo hacemos, unos más, otros menos. Sobre esta base hemos construido nuestro diario vivir.

En este punto, y ante lo expuesto, habría que hacerse una pregunta filosófica necesaria: ¿Qué tan real es nuestra vida?

Las personas interesadas en el libro la pueden descargar en este link http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/Societe.pdf

Sobre la autora

Quien escribe este articulo es periodista.

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