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FÁBULAS EN ALTA VOZ

Un monstruo llamado ‘Ego’

El mundo sigue evolucionando y con este devenir va creando falsos líderes y personas que sepultan su humildad bajo el asfalto caliente de las vías más transitadas de la ciudad. Se vanaglorian de sus “teneres”, ostentan un poder que luego se convierte en su peor enemigo, y así sin darse cuenta, van dando forma a un monstruo llamado ego que actúa en su contra, tal vez cuando menos se lo esperan.

Una película de terror Todos en algún momento nos hemos dado cuenta de que, o somos esos monstruos o los vemos crecer a nuestro alrededor, o somos víctimas de ellos. Esto nos ayuda a observar que la evolución se da como si se tratara de una película de terror de esas en las que en el afán de crear algo nuevo se apuesta inclusive a obviar toda creación divina hasta lograr un producto cuyos resultados se revierten en contra de su inventor.

Le temo a esto La fobia que me causa ser, estar cerca o ser víctima de ese monstruo llamado ‘Ego’, me llevó a viajar hacia una ciudad fabulosa donde la sensatez y la humildad son los principales activos para lograr la convivencia y el éxito en cualquier área a la que se dedique la persona. Allí no hay herramientas ni recursos para que albergue ese todopoderoso que tanto daño le hace al mundo. Nadie inventa con construir o edificar un templo a algo de tal calaña que se hace daño a sí mismo.

Las cosas claras En aquel lugar fabuloso saben que cuando se es ese monstruo se apuesta a la autodestrucción. Sí, es así. Cada vez que el engreimiento va haciendo vida en alguien, le lleva a creer que no necesita de nadie para sobrevivir, que tiene todo bajo su control, que solo las cosas vanas le ayudan a lograr mantenerse en el mundo que ha creado para sí, y lo peor, le aparta de la gente, incluyendo a veces, hasta de sus propios seres queridos. ¿El resultado? Sencillo: Cuando reflexiona y quiere dar vuelta atrás se da cuenta que el monstruo llamado ‘Ego’ se apoderó de su existir.

Ojo con esto Cuando me enteré de por qué en aquella ciudad fabulosa no le abren las puertas al Ego, no quería regresar.

Ellos temen que ese monstruo se vuelva en su contra, y yo también, pero tenía que volver a mi realidad y a lidiar con gente que no repara en las consecuencias de creerse intocables. No saben que son más vulnerables que cualquiera a sufrir los daños, pues andan con el monstruo al hombro.

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