Novedades en libros

Hoy es día de Nochebuena. ¿Te falta el regalo para alguien especial que tiene de todo pero le gusta leer? Un libro puede ser la respuesta. Yo me he auto regalado varios. Entre ellos ‘Asesinato en Roma’, por Walter Aston, ‘el primer caso del cuestor Flavio Callido’. Pese a que no lo he leído aún, mi impresión es que aúna historia y novela negra. También compré ‘Los hijos de la diosa Huracán’, de Daía Chaviano, un libro lleno de ‘secretos, enigmas, mitos y conspiraciones’. Son algunas novedades de Librería Cuesta.

Otros títulos llamativos

En mi mesita de noche comparten espacio, además, dos libros que me prestó Montserrat Prats: ‘Mañana tendremos otros nombres’, por Patricio Pron, ganador del Premio Alfaguara 2019, cuyo jurado señala que ‘toma el pulso a las nuevas formas de entender los afectos’. Un tema para las generaciones que nacieron con el chip en la cabezaÖ y para actualizarnos los que somos ‘viejos’. De Arturo Pérez Reverte tengo Sidi, ‘un relato de fronteras’. Promete cautivarme.

Los libros liberan el pensamiento

Sin lectura no hay aprendizaje. Sean libros en papel o en digital liberan tu pensamiento. Enseñar a apreciarlos empieza en el hogar y continúa en la escuela. Haz del libro un buen amigo. Y conviértelo en amigo de tu amigo. ¡Regala un libro!

De la Renta y la prensa de Sociales

La exposición ‘Ser Oscar de la Renta’, en el Centro León de Santiago, y la revista Ritmo Premium, del grupo Listín, dedicada al diseñador, me hacen recordar anécdotas vividas junto a él durante mi trabajo en el diarismo. Un ejemplo de su aprecio por la prensa social lo demostró cuando, con un grupo de periodistas, acompañé al presidente Jorge Blanco y a su esposa a Nueva York con motivo de una conferencia de las Naciones Unidas.

‘La prensa no está invitada’

Para una recepción ofrecida a Jorge Blanco, me parece que por el gobernador del estado pero no puedo asegurarlo, Oscar me incluyó en su lista de invitados. Entiendo que fue Bernardo Vega quien le indicó que yo no podía ir, porque la prensa no estaba invitada. Oscar no se arredró. Me incluyó en su lista como parte del personal de su taller que asistiría al evento, me sentó en esa mesa y me presentó al fotógrafo. Pude así trabajar para el Listín la crónica social y reseñar las palabras del presidente Jorge Blanco. De la Renta era el mejor embajador del país, un título que ni honorífico le otorgaron las autoridades competentes cuando en una oportunidad, desconozco en que año, alguien hizo la solicitud. Ellos se lo perdieron.