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FOLCLOREANDO

Ganarse el respeto y la credibilidad

Lo primero que debe tener un periodista o entrevistador es una libreta, un bolígrafo o una grabadora y que lo grabado permanezca archivado, por si acaso. También un periodista, un editor, corrector de pruebas o de estilo debe poseer una base cultural para lidiar con diferentes tipos de informaciones temáticas o un diccionario aunque sea digital.

A Juan lo que es de Juan Soy capaz de corregir un artículo, un libro o un documental sin ser especialista en el tema que abordan, basta no tener conocimiento de un término para inmediatamente llamar al autor para que me lo defina o explique y seguir adelante, porque hasta que entienda la palabra o el concepto me paralizo totalmente.

Nadie es infalible He visto libros, por ejemplo de folklore, con errores de contenido y cuando leo los créditos le informo al corrector del mismo que observé un error y me contesta “no soy especialista en folklore”. Pues yo leo y releo, hasta busco a donde no hay, reconociendo que también cometo errores, que nadie es infalible, pero debemos tener mucho cuidado, porque lo escrito permanece en el tiempo y si tiene errores se repiten tanto que se convierten en “verdad”.

Sin documentarse, no La gente no se preocupa por investigar. Algunas veces siento que soy demasiado rígida, que soy anormal, porque no concibo que la gente no se oriente antes de entrevistar. Siendo directora de la Dinafolk fui a un programa de televisión y me presentaron los jóvenes que me entrevistarían. A diez minutos de iniciar la sección me pregunta uno de ellos ¿Cuál es su cargo? Y le contesté: ¿O sea, que ustedes no saben a quién van a entrevistar? ¡Me paré y me fui!

Sin perder la esencia Sucede también que muchos editores arreglan una nota y le cambian el sentido, quitándole o agregándole, por lo que es preferible que tengamos conocimientos no solo de la ortografía, también de la sintaxis y una base cultural temática. Todo esto se aprende cometiendo errores, rehaciendo una nota, leyendo lo que hicimos luego de haberse publicado, por si se nos fue un error o el corrector “mal corrigió”, pero, ojo, que no sean errores que perdamos la credibilidad. Es preferible ser crítico y no sumiso, para que nos respeten.

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