La verdad siempre sale a flote

Todos aplaudimos la protección que, en los últimos tiempos se le da a la persona que es víctima de violencia de género. Pero ojo, las mujeres estamos un poco confundidas con esto. Creemos que el término solo se aplica cuando se afecta al sexo femenino. Es importante que sepamos que los hombres también pueden serlo, y que hay casos en los que una agresión tiene otro nombre. Antes de poner apellidos a los eventos que nos atañen, debemos primero investigar de qué se trata éste.

Los hechos Para tratar el tema con base se hace necesario traer a colación un ejemplo. Se trata de un caso entre una mujer y los ocupantes de un minibús, quienes por asunto de tránsito, terminaron en un pleito, el cual tiene el nombre de riña. Sin embargo, para la persona que se define como la víctima, fue un caso de violencia de género. Pero bien, el punto al que se quiere llegar a través de esta columna es que, es importante que sepamos cómo actuar ante la ocurrencia de este tipo de incidentes. Con nuestra confusión puede que, lejos de ser víctima terminemos siendo el victimario.

Un viaje hacia la justicia Aclarado este asunto, fue posible llevar hasta una ciudad fabulosa a una familia que sufrió en carne propia los embates de la ignorancia en torno al tema, y por si fuera poco, la cizaña de personas que encuentran en la venganza el más efectivo desahogo a sus frustraciones. Ya en el lugar, cada uno de sus integrantes vio cómo la justicia actúa con cautela, para evitar estigmatizar los conflictos, y abocarse a dar veredictos satisfactorios.

Desenvolvimiento efectivo En aquél lugar fabuloso valoraron el respaldo de la gente que habla y testifica a favor de la verdad. Allí, esta familia apreció el afecto que se demuestra a personas inocentes, aún cuando las acusaciones apuntan a desacreditar la reputación de seres bondadosos que nunca han maltratado ni a una mosca. No perdieron un solo detalle de los que se presentan en esta ciudad, cuando de hacer justicia se trata. En ese lugar, la verdad siempre sale a flote, porque saben distinguir entre un delito y otro, y más que todo, porque creen fielmente en la ley del retorno.

De regreso a la realidad Al volver a la cotidianidad de su pueblo, esta familia celebra por un lado la aclaración de una confusión, pero sigue lamentando el comportamiento erróneo de quién apela a cualquier recurso por lastimoso que sea, con tal de hacer valer el mal que habita en su mente y en su corazón. Es momento de reflexionar sobre, hasta dónde llegaremos si seguimos confundiendo el empoderarnos con sentirnos más que los demás, y sin detenernos a ver que, la justicia divina no se equivoca.