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IRÁN TRADICIÓN

Un dulce típico iraní con poder para cumplir deseos

El típico dulce iraní halva cumple los deseos de aquellos que lo preparan y lo toman hoy en el centro de Teherán, donde está arraigada una tradición de profundo aroma casero con motivo de las ceremonias en honor al tercer imán chií, Husein.

Cientos de personas, en su mayoría mujeres, se sientan en pequeñas sillas plegables y prenden su hornillo, donde colocan la cacerola en la que preparan uno de los dulces más tradicionales del país, compuesto de aceite, harina y azúcar.

Así aromatizan toda la zona del cruce de Galubandak, cerca del Gran Bazar de Teherán, decorada estos días de luto con telas negras para conmemorar el martirio del imán Husein en la batalla de Kerbala (actual Irak) en el año 680 de nuestra era.

Es tradición que los viandantes se paren en siete puestos para remover con la cuchara la halva y tomen un poco del dulce en cada uno de ellos, mientras le piden a Dios y al imán Husein que cumplan sus deseos.

En caso de que el deseo se vea realizado, esa persona se unirá el próximo año en el día de Tasua, la víspera de Ashura, cuando falleció el imán, a los preparadores de halva.

Los asistentes no son solo de Teherán. Hay mujeres que han llegado desde otras localidades de los alrededores como Gharchak o Varamin movidas por su fuerte creencia para cumplir con su voto.

El deseo de Fariba, una ferviente musulmana de unos 50 años, fue hace unos años casarse con el hombre del que estaba enamorada y, para ello, recurrió a preparar halva en el día de Tasua.

"Era difícil porque este hombre tenía mujer y dos hijas pero como nuestro amor era tan grande finalmente se divorció y ahora estamos felizmente casados", comentó a Efe emocionada Fariba, que sigue preparando este dulce en agradecimiento.

Halva es un dulce fundamental en las ceremonias de luto en Irán y se sirve con frecuencia cuando alguien fallece, tanto en la mezquita como en el cementerio o las casas.

El origen de su "poder" para cumplir deseos no está claro y existen diferentes versiones, pero todas conducen a una casa en el callejón Chatrchí, cerca del citado cruce Galubandak.

Una versión menciona que hace unos treinta años en esa casa el padre de la familia era muy religioso y preparaba halva. A su muerte, los hijos hicieron limpieza y tiraron, entre otras cosas, el "minbar" (lugar en las mezquitas donde el imán se para a dar sermones).

Sin embargo, el "minbar" regresó a la casa y los hijos decidieron volver a las tradiciones, incluida la preparación de la halva, pero tras un incendio trasladan el hornillo al callejón.

Otra historia narra que una mujer enferma se curó tras preparar el dulce en esta zona y volvió al año siguiente a prepararlo convenciendo a más personas de las bondades de la tradición.

"Esa mujer, que estaba enferma, soñó que tiene que ir al callejón Chatrchi a tocar en una puerta y pedir a la familia que vive allí las herramientas necesarias para preparar halva, ya que si come esa halva se va a curar", explicó a Efe el conductor Reza Qobadí.

Qobadí es un veterano. Viene a preparar halva desde hace diez años, primero acompañado de su esposa y, tras su fallecimiento, solo, debido a que gracias al dulce alcanzaron su deseo.

Con los ojos llenos de lágrimas, rememoró que ambos se amaban y pidieron lograr casarse, ya que su matrimonio contaba con la oposición de su familia al ser ella divorciada.

Este hombre preparó este lunes el dulce cerca del callejón Chatrchi, que estaba muy concurrido, principalmente la entrada de la casa origen de la tradición.

Al final del callejón, decenas de mujeres se aglomeraban frente a la pequeña puerta marrón de la casa llorando y murmurando sus deseos del mismo modo que hacen con fervor en los santuarios.

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