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FÁBULAS EN ALTA VOZ

Una Esperanza real que ha partido

Dueña de una calma pocas veces vista, afortunada con el don de la fe, entregada a su familia, buena vecina y, por si fuera poco, poseedora de la fórmula perfecta para cocinar. Así era Esperanza, la esposa de mi tío Félix, a quien todos queríamos y respetábamos por el cariño que siempre nos profesó.

Después de grande Fue después de tener plena conciencia de lo que significa el parentesco cuando descubrí que ella era mi tía política. Hasta ese momento creí que era Esperanza mi verdadera familia biológica. Es que así nos lo hizo sentir siempre. En su casa, en La Sabina, Constanza, siempre hubo cobija para todos los Quéliz.

¡Ay, cuántos recuerdos! Era en su casa donde dormíamos, a veces, hasta seis o siete primas cuando durante las vacaciones durábamos tres meses en Constanza. Horas de “habladeras”, risas, cuentos y anécdotas dominaban las noches. De su cuarto solo se escuchaba decir una que otra vez: “Duérmanse que es tarde”, “se va a levantar Félix”Ö, pero nunca un boche, una mala cara, o una ofensa. La paz que le acompañaba no la dejaba incomodarse.

Al día siguiente... Cuando nos veíamos la cara al otro día, nos “premiaba” con un rico desayuno, como si fuésemos sus propias hijas. Brindar comida era su pasión. De esa casa no salía nadie sin comer, hasta hace pocos días cuando enfermó y se fue a los brazos del Señor. Siempre había algunas porciones extras guardadas. Claro, cuando la familia es larga hay que prever. Ella lo hacía con amor. Todos queríamos de esos moros de habichuelas verdes, de esos locrios y de todo lo que cocinaba Esperanza.

En lugar fabuloso Hoy que ha marchado y se ha llevado con ella la quietud que la caracterizaba, su cariño, su buen sazón y todas las cualidades que la adornaban solo nos queda pensar que esa, que para mí es una Esperanza real, está en una ciudad fabulosa, junto a su Jesús, a quien le profesó una fe de hechos, y a quien siguió hasta sus últimos suspiros.

¿Por qué real? Algunas personas saben que desde mi óptica, la esperanza que todos aclaman no funciona, pues es como dejar las cosas a lo que pueda suceder sin luchar para que pasen. Con nuestra protagonista de hoy no fue así. Infinidad de veces fuimos testigos de cómo hacía realidad la palabra de Dios siendo verbo y no sustantivo. Por esa razón sé que entre nosotros siempre vivirá esa esperanza real, y que en nuestros recuerdos siempre estarán su sonrisa, cariño y acogida. Descanse en paz, querida Esperanza.

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