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COSAS DE DIOS

Mamo y Faustina

Mamo y Faustina tuvieron algunos puntos en común, veamos tres. El primero soy yo. Mamo, Mercedes De León viuda Estévez, era mi madre; Faustina, una religiosa dominicana, mi guía e inspiración en la adolescencia. La segunda coincidencia entre ambas es una enfermedad, se llama cáncer. La tercera corresponde al mes de sus muertes, ambas fallecieron ahora, en agosto, con apenas diez días de diferencia. Sus vidas fueron tan distintas, que parece increíble encontrar similitudes entre ellas.

Consagradas Mamo se casó joven, a los quince años, y se consagró a su familia. Faustina debe haber decidido temprano dedicar su vida al Señor, pues cuando la conocí, en la década de los 80, era una monja revolucionaria, distinta. Los hijos que no tuvo, fuimos los jóvenes del Grupo Reflexión que fundó y que la hemos adorado hasta hoy.

Moca y Soto de Sajambre Mi mama nació en nuestro Cibao, en Moca, y Faustina en Soto de Sajambre, en España. La monja era una trotamundos, hace apenas dos años, se arriesgó a marcharse a Nicaragua para empezar de cero. Mientras, mi madre le temía a los aviones, nunca viajó al exterior, aunque alguna vez mostró cierto interés que se diluyó pronto. Su mundo era su casa, su jardín, su vecindario en El Seibo, que se convirtió, desde hace más de cinco décadas, en su hogar.

Arañas y tiendas de campaña A Mamo no le gustaban las arañas, por eso, no añoraba dormir en medio del campo, donde Faustina organizaba campamentos. Mamo cultivó flores, relaciones entrañables con hijos del alma, vecinas y amigas. Faustina cultivó ideas, relaciones con colegas, estudiantes y religiosas singulares, como ella.

Abrazarlas juntas Las amé a las dos, con todo mi corazón. Y no sabía que las iba a perder en un espacio de tiempo tan breve, diez días. Como si un réferi, después de una caída, marcara el tiempo reglamentario para reponernos y recibir el otro golpe. La verdad es que no me he repuesto de la partida de Mamo, mi madre amada, tal vez, no lo haga nunca. Pero sé que volveremos a vernos, gracias a la fe que es un punto común entre las tres, Mamo, Faustina y yo. En el cielo será, entonces, el reencuentro. Como sus fechas de partida, manténganse cerca para abrazarlas al mismo tiempo. Allá nos vemos.

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