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Piazza Navona, el corazón de la Ciudad Eterna

Muchos cafés tienen en las aceras sus mesas con toldos que dan sombra, y numerosos balcones están adornados con plantas.

Muchos cafés tienen en las aceras sus mesas con toldos que dan sombra, y numerosos balcones están adornados con plantas.

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Carmenchu BrusíloffSanto Domingo, RD

No hay ni un árbol a la vista, salvo plantas en algunos balcones. La única sombra la ofrecen los toldos en las terrazas de cafés en las aceras. Es la piazza Navona, eterno corazón de la ciudad de Roma.

En su extendida forma oblonga resalta al centro una imponente fuente con un obelisco. En cada extremo, otra fuente.

Avizoro un saliente en la fachada de un edificio y prontamente hacia este me dirijo. ¡Quiero sentarme! Llevo rato sin parar. Mi hija Carmen prefiere deambular. Al poco rato, a mi lado se sienta una pareja ya madura con aspecto del Medio Oriente. Al otro, una chica nórdica. Somos una muestra de la presencia variopinta de viajeros.

En época de los romanos este espacio peatonal fue centro de la vida citadina. Es que aquí estaba parte del Estadio de Domiciano. Luego fue el más importante mercado.

Hoy, al centro resalta una imponente fuente levantada en 1651. Es obra de Bernini: la fuente de los Cuatro Ríos, representando a lo que entonces era solo cuatro continentes: Europa: Danubio; América: Río de la Plata; Asia: Ganges; África, Nilo. Completa el conjunto un obelisco que se eleva desde una gruta donde están esculpidos un león y un monstruo marino. Admiro también, al otro lado de la plaza, la iglesia de estilo barroco del siglo XVII Sant’ Agnese in Agone (Santa Inés en Agonía), obra principalmente de Borromini.

En el interior del templo Carmen y yo cruzamos para visitar la Sant’ Agnese in Agone. En su interior hay apenas un par de personas. Me siento en un banco para mirar la cúpula en lo alto. Cuentan los relatos que esta iglesia, cuya cripta es el lugar del martirio de santa Inés, se levanta sobre el lupanar donde la martirizaron, desnudando su cuerpo. Mas un milagro hizo crecer sus cabellos que cubrieron su cuerpo antes de ser asesinada.

Edificios monumentales Retornamos al exterior, observando casas de sobria arquitectura y edificios monumentales, como el Palacio Pamphili, del siglo XVII y estilo barroco, sede de la Embajada de Brasil, y el Palacio Braschi, último palacio construido en Roma por las familias pontificias. También la iglesia Nostra Signora del Sacro Cuore, cuya entrada está hacia el Corso Rinascimento.

Nos acercamos a la fuente del norte, la de Neptuno. Luego nos desplazamos hacia el otro lado de la plaza, hasta la fuente del sur: la Fuente del Moro. Desde aquí proseguimos nuestro andar por la Ciudad Eterna: Roma.

Anécdota de estatua. En vista de que Bernini y Borromini eran rivales acérrimos, cuentan que los dedos de la estatua que representa el río de la Plata (obra de Bernini) apuntan hacia la iglesia de Sant’ Agnes (obra principalmente de Borromini), pues temía que la iglesia pudiera caérsele encima. Ah... los romanos que inventan historias...

Desde la Fuente de los Cuatro Ríos se levanta un obelisco. Al fondo, la iglesia de Sant Agnese in Agone. FOTOS: CARMENCHU BRUSÍLOFF