Celebremos a los papás reseteados

Cuando se es padre no hay un librito que defina cada paso a realizar, cada quien lo hace lo mejor que puede, muchas veces guiándose de la manera en lo que lo criaron, repitiendo normas y patrones que no necesariamente son cuestionadas, lo hacen porque así lo aprendieron.

Aunque el Día del Padre es una buena oportunidad para aplaudir a cada uno que ha aceptado este rol con responsabilidad y que intenta dar lo mejor de sí, hay que sacarles “su plato aparte”, ponerles la estrella de la excelencia, quitarse el sombrero de pie y en público, ante esos padres especiales, que quizás son la excepción, pero en un mundo ideal deberían ser la norma.

Modelo positivo

Mis respetos a ese papá que también se levanta temprano, hace desayuno y se preocupa porque sus hijos vayan al colegio “bien alimentados”; quien habla con los profesores, se involucra en las tareas escolares y asiste a las reuniones a buscar las calificaciones sin que les pese hacerlo; quien hace tareas de cuido, sin esperar que una voz femenina se lo pida; o aquél que educa, juega y comparte con sus retoños, no un mal día ni cuando mamá no está, sino que es prioridad en su agenda; o ese papá que se desvela con igual esmero por un hijo o hija enfermo, va al médico, hace turnos y espera pacientemente.

Celebremos a papá que expresa su amor, besa y abraza a sus pequeños, a quien relata cuentos antes de dormir. A ese papá que ha entendido que criar no es de uno, sino de dos, y que ejercer la paternidad no es “una ayuda”, es una responsabilidad.

¡Es posible!

La campaña “ResetéateRD”, que busca erradicar los pensamientos machistas que reproducen la violencia, transmite justo este mensaje, y precisamente en jóvenes de 15 a 25 años; hombres que serán padres en poco tiempo, y que pueden, si se lo proponen, dar cátedra de cómo criar de manera responsable, para que por fin en nuestro país, estos ejemplos positivos sean la regla y no la excepción. Eso sí es motivo de celebración.