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Turismo literario

Descubriendo la Granada de Lorca

Granada, la ciudad andaluza del ensueño, guarda bajo su cielo la voz silenciosa de Federico García Lorca: una voz que sigue viva y se escucha en cada uno de los lugares que formaron parte de su vida y también de su muerte. LAS AUTORAS

Granada, la ciudad andaluza del ensueño, guarda bajo su cielo la voz silenciosa de Federico García Lorca: una voz que sigue viva y se escucha en cada uno de los lugares que formaron parte de su vida y también de su muerte. LAS AUTORAS

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Cclidia Díaz y Gabriela LlanosSanto Domingo, RD

Llegamos a ciudad de Granada al mediodía. Nos reunimos con nuestros cicerones, Fernando Marías y Víctor Amela, en la espectacular terraza mirador del Alhambra Palace, hotel que lleva poco más de un siglo regalando una impactante vista del singular paisaje de la ciudad andaluza. En ese mágico lienzo dibujado por la mezcla de dos culturas, la musulmana y la cristiana, se advierte el misterio y embrujo. Este contraste nos confirma la intensa relación de Lorca con su ciudad y su permanente presencia en toda su obra.

Luego del almuerzo nos preparamos para una caminata grupal por la vecina muralla que rodea el Palacio de la Alhambra (“la Roja”) bordeando el río Darro (Baladilla de los tres ríos) pasando por el Paseo de los Tristes hacia el casco antiguo de la ciudad. Allí vamos descubriendo el paisaje geográfico del autor.

Al final de la tarde no podían faltar las tapas en el café Alameda, hoy el Chikito, donde Lorca en su juventud se reunía con artistas e intelectuales de la época en la conocida tertulia de “El Rinconcillo”. Terminamos la noche en el empinado barrio del Albaicín, escuchando Cante Jondo eternizado en “El Romancero Gitano”.

“Seré tierra y flores” “Toda mi infancia es pueblo, pastores, campos, cielo, soledad”, decía Federico García Lorca refiriéndose a Fuente Vaqueros y Valderrubio, los dos pueblos de su niñez que marcaron gran parte de su obra y que pudimos recorrer bajo el inclemente sol del verano andaluz. Iniciamos en Fuente Vaqueros, la cuna del poeta, que guarda los primeros años de su vida, para luego atravesar un paisaje de choperas y de campos que nos llevó a la casa familiar de la calle Iglesia, donde hoy se encuentra la Casa Museo de Lorca.

Pero fue en su segundo pueblo, Valderrubio, donde asistió por primera vez al colegio, conoció el primer teatrillo ambulante, veraneó con su familia hasta 1926 y concibió una de sus mejores obras dramáticas: “La Casa de Bernarda Alba”, una típica casa andaluza que se conserva como museo, donde se pueden escuchar fragmentos de la obra y saborear el agua de su peculiar aljibe.

El guion Uno de los momentos más apreciados por nuestras viajeras y lectoras ocurrió en el teatrillo del Hotel Alhambra Palace, en el mismo escenario en el que años atrás Federico García Lorca anunciaba el primer Concurso de Cante Jondo, asistiendo a una exhibición privada de la película “La luz prodigiosa”. El guion del filme, adaptado por Fernando Marías e inspirado en el libro de su autoría que lleva el mismo nombre, vuelve a hurgar en la polémica que rodea a los restos del poeta tras su ejecución en el año 1936 (hoy existen indicios que sostienen que está enterrado en una fosa común en Viznar, una pequeña localidad de Granada). La historia, narrada con una buena dosis de humor y ternura, transcurre durante los inicios de la Guerra Civil Española y se centra en la relación entre un joven pastor granadino que logra socorrer a un hombre al que daban por muerto tras un fusilamiento colectivo, quien, al recuperar la memoria cree que es el mismísimo Federico García Lorca.

No menos interesante fue la charla que suscitó la presentación del libro “Yo pude salvar a Lorca”, de Víctor Amela, una historia muy personal para el escritor y periodista catalán pues le ocurrió a su abuelo, Manuel Bonilla, un labriego granadino que, durante la Guerra Civil Española, se convirtió en “pasador clandestino” de personas de un lado al otro de los frentes de batalla. “La sublevación militar arrastró a mi abuelo al pozo de uno de los sucesos más trágicos y universales de la Guerra de España: el asesinato del poeta Federico García Lorca”.

Nos despedimos de Granada degustando su comida típica en el restaurante Mirador Morayma, ubicado en un “Carmen” (casas autóctonas, con patio y huerto, del morisco barrio del Albaicín) con maravillosas vistas a los Palacios Nazaríes de La Alhambra, brindando por la belleza de la poesía y la literatura que nos unió en este viaje, pero, por encima de todas las cosas, por el privilegio insuperable de la amistad. ?

Gabriela Llanos @gllanosg gabriela.llanos@gmail.com

Clidia Díaz clidiadiaz@yahoo.com @clidiadiaz

SEPA MÁS Días antes Mensaje “He estado a verte y creo que volveré mañana”, fue el último recado de Federico García Lorca a su amigo, el escritor y editor José Bergamín, días antes de su desaparición en 1936.

Una promesa esperanzadora que evocan nuestras viajeras al despedirse de la cuidad que lo vio nacer y morir.

Nuestro grupo de viajeras y lectoras dominicanas recorrió las calles y rincones que inspiraron la obra del gran poeta andaluz.

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