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COSAS DE DIOS

Qué importa

Esta sociedad que enfrenta la delincuencia con el candado que cada quien coloca en su puerta y, cuando nos toca el muerto, entonces, clamamos que debe parar rodeados de unos cuantos amigos y familiares. Mientras los demás, aquellos a los que alcanzará después, permanecen sentados en sus casas o en sus trabajos.

Como niños Esta sociedad que asiste al escándalo de corrupción internacional más grande del que tenga memoria, con la conformidad y placidez de un niño pequeño a quien puedes distraer con un juguete o con un objeto cualquiera que parece un juguete.

Sin inmutarse Esta sociedad que observa un congreso militarizado, como si ocurriera en otro país, y acepta que a golpe de soborno se pueda decidir el destino de la nación, sin inmutarse. Esta sociedad lela, dormida, que convierte en viral la chabacanería e ignora las denuncias serias.

Mi país Esta sociedad, de la que soy parte, a la que pertenezco, donde se están criando mis hijos y espero ver crecer a mis nietos. Este país que se parece tan poco a aquel en el que crecí, donde cualquier gobierno se lo pensaba bien antes de subirle un peso a la gasolina, por temor a la reacción del pueblo.

De rodillas Este pueblo, siempre de rodillas, ayer se puso de pie y dijo no. Hemos soportado todo: corrupción, violencia, mentiras, descaro y burlas. Una planta de miles de millones de pesos fuera de servicio mientras los apagones azotan el país en medio del calor; la normalización de los sicarios y que cientos de mujeres sean asesinadas por sus parejas y ex parejas sin que esto parezca un tema importante.

El ejemplo de España Hemos aguantado tanto que, como todo nos importa poco, algunos plantean decirles a nuestros niños que ser hombre o mujer no viene predeterminado. Que tú escoges el sexo al que quieres pertenecer. Pretenden hablar de una ideología que, por ejemplo, en España, al ser aprobada en las escuelas, prohibió a los padres llevar a sus hijos al psicólogo si muestran identificación con el sexo opuesto. Y, también, pone un hacha sobre el cuello de los maestros que pretendan brindarles ayuda.

Con nuestros hijos no Esa ideología de género, que cuestiona las creencias del 90 por ciento de los dominicanos, pretende ser parte de la formación de nuestros hijos, de acuerdo a criterios que nosotros, sus padres, no aprobamos. Bueno, este pueblo dormido, indiferente a tantas cosas, al fin despertó. Debe ser porque se metieron con lo único que los dominicanos no comemos cuento. ¿Qué importa si no nos escucharon, ¿si ni siquiera leyeron el manifestó?, ya miles de ciudadanos advirtieron ayer: con mis hijos no te metas. Yo creo que quedó claro.

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