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COSAS DE DIOS

Señor ministro, yo le respondo

Digamos que este país es un salón de clases y que el Ministro de Educación, Antonio Peña Mirabal, hace una pregunta para que sus alumnos, los ciudadanos, le respondamos. La pregunta es ¿si leemos la Biblia en las escuelas, qué vamos a hacer con los miles de estudiantes haitianos que practican el vudú y no creen en la Biblia? Estoy levantando la mano, un poco tarde, lo admito, para responder. Le digo: Yo, yo, yo… pido la palabra.

¿No hablan español? Me toca hablar. Quiero hacerle varias preguntas al ministro. ¿Qué hacemos cuando un niño analfabeto entra en un aula de clases?, ¿tratamos de que sus compañeritos alfabetizados olviden sus conocimientos, para que estén en igualdad de condiciones con ellos, o les enseñamos a leer y a escribir? Y cuando un alumno no sabe hablar español, ¿profesores y alumnos aprenden su idioma o le enseñan el castellano, el nuestro?

¿Huérfanos, enfermos...? Y si un niño haitiano está enfermo, como en su país muchos recurren a la santería en busca de salud, ¿utilizamos médicos, en los hospitales, o curanderos? Por igual, los hábitos alimenticios de los alumnos extranjeros son diferentes, ¿cambiamos el menú de las escuelas o les servimos la dieta que deriva de nuestra cultura gastronómica?

¿Tienen otras creencias? Entonces, si lo miles de niños haitianos que se educan en las escuelas dominicanas creen en el vudú, ¿qué hacemos?, señor ministro, los evangelizamos. Les contamos que, al menos, el 90 por ciento de la población de este país cree en la existencia de un solo Dios. Que esta nación fue fundada por Juan Pablo Duarte, un hombre tan convencido de nuestra fe que le llamó a la organización conspirativa, base de la creación de esta República, “La Trinitaria”, en honor a las tres divinas personas que conforman el Dios que adoramos: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

La fe de Duarte Y les explicamos que la fe de Duarte, y del resto de los fundadores de este Estado, llegó tan lejos que empezaban su juramento de fidelidad a la patria hablando en nombre de esa trinidad de Dios y que la Biblia -el libro en que se fundamentan nuestras creencias, el más reproducido en la historia de la humanidad- está en el centro del Escudo Nacional y, con él, en el centro de nuestra bandera. El símbolo que nos define e identifica como República Dominicana, la nación a la que ellos han llegado y los ha acogido.

Lo que harán ¿Y qué harán los alumnos haitianos o cualquier extranjero con esta información? Puede que la acepten y asuman o, por el contrario, se mantengan fieles a sus creencias, están en su derecho. Como, también, es nuestro derecho mantenernos fieles a nuestra fe y que nuestros hijos se eduquen en ella. Y ya. Si tiene alguna otra pregunta, señor ministro...

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