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FÁBULAS EN ALTA VOZ

Ética al dar un diagnóstico médico

Con mucha tristeza recibí la llamada de una lectora que me pidió que abordáramos el tema sobre la forma en que algunos médicos ofrecen las informaciones de los pacientes a sus familiares. Su preocupación es porque de una manera despiadada se enteró del delicado estado de salud de su pequeño hijo, interno en un hospital infantil de esta ciudad. No es que quiere que le mientan, pero sí que tengan mesura y compasión a la hora de hablar del diagnóstico.

Más que lágrimas Escuchar a un médico decir: “Su hijo está delicado, no podemos darle ninguna esperanza” puede provocar en una madre mucho más que llanto. No sabe ese especialista si es vulnerable a un ataque de pánico, de ansiedad o si sufre del corazón y le da un infarto. Realmente, la ética debe contemplar todo esto y mucho más. Aplica el ponerse en los zapatos del otro.

Un escape fabuloso Ante la amarga experiencia que vivió esta lectora con su niño, decidió irse de viaje a una ciudad fabulosa a ver si allí puede encontrar consuelo para sobrevivir a la mala noticia que recibió por parte de los médicos sobre la salud de su pequeño. No bien pisó el nuevo territorio, los brazos de los habitantes del lugar la esperaban ansiosos para abrazarla y susurrarle al oído: “Todo estará bien”.

Muy a gusto No es que la tristeza esté ausente en aquella ciudad fabulosa, es que el duelo es llevadero porque no solo hay hombros para llorar, sino personas que saben cómo dar una noticia funesta sin que así lo parezca. Actúan literalmente como los ratones: muerden y soplan para que no duela. No importa a qué echen mano siempre y cuando una madre asuma su realidad por triste que sea, pero sin riesgo de que ella también se ponga en peligro.

No es mentir En este lugar fabuloso donde se fue la atribulada lectora, no hay cabida para el engaño, pero sí existe un protocolo serio y responsable de hacerle saber las cosas por duras que sean, pero con amor, respeto y sobre todo, comprensión. No lástima, eso jamás. Es solo poner en práctica el don de gente para garantizar la vivencia de un duelo con todo lo que ello conlleva. En una frase más simple lo que tienen allí es lo que debería abundar en la realidad de República Dominicana donde vive esta madre: ética al dar un diagnóstico médico.

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