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VIAJE

Del AILA a Miami: Para una noche de paso

AILA. En la Sala Caribe una foto muestra el Aeropuerto Internacional de las Américas a principios de la década del 60.

AILA. En la Sala Caribe una foto muestra el Aeropuerto Internacional de las Américas a principios de la década del 60.

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Carmenchu BrusíloffSanto Domingo

De Santo Domingo a Nueva Orleans no hay vuelo directo. La capital de Louisiana no está en las rutas turísticas criollas. Hay vuelos que pueden conectar el mismo día, pero no quiero exponerme a un retraso. Mejor dormimos en Miami. Mi hijo Alexis reserva en el International Airport Hotel, ubicado en el Concourse E, dentro del aeropuerto. En Santo Domingo una tarjeta de Alexis nos permite acceder a la Sala Caribe del AILA antes del embarque. Desde la última vez que estuve en ella hay algún cambio: un muro despliega ahora una gigantesca foto del ‘aeropuerto a principios de la década del 60, tras la caída de la dictadura’. Me trae recuerdos de cuando aquí trabajé en 1960-61, como secretaria del gerente de estación de Pan American Airways. En ese entonces estaba lleno de ‘calieses’ (agentes del servicio de inteligencia).

A la hora del vuelo llaman por grupos. Somos del sexto. Luego supe que quien quiere subir antes de turno sólo tiene que pagar veinte dólares. Esto le facilita colocar la maleta de mano en el compartimiento superior. Nuestros asientos son 18B y 18C, clase económica, del vuelo 987 de American Airlines. Para no viajar en la parte de atrás elegimos las butacas pagando ‘Preferred seats’ (asientos preferidos). Apenas puedo estirar las piernas y para salir al pasillo camino de lado. ¡Cuánta incomodidad! El avión va lleno.

Aterrizamos a las 4:00 y cuarto aproximadamente. Luego de pasar Migración en este gigantesco, complicado y un tanto inhóspito aeropuerto, por el cual Alexis por suerte sabe desenvolverse, nos encaminamos hacia el hotel. Tras registrarnos y dejar el equipaje preguntamos por la parada del “shuttle” a Dolphin Mall: delante de la entrada. Para permanencia tan corta lo mejor es matar el tiempo en un centro comercial. El shuttle cuesta US$10.00 ida y vuelta por persona. Su última hora de regreso son las 8:00 p.m. Ir de ‘window shopping’ (mirar vitrinas) es una entretención. Lo es por igual mirar varias vigas en el Food Court, con refranes en español. Uno dice: ‘Con pan y vino se anda el camino’. Delante de cada mostrador en esta zona de comida ofrecen a quien pasa un bocadillo para probar. Alexis prueba un par de ellos. Yo, no. Soy de poco cenar. Me decanto por ordenar tacos de pollo. Más que suficiente.

Parada del shuttle que lleva desde el Aeropuerto de Miami al Dolphin Mall. CARMENCHU BRUSÍLOFF

Uno de los pasillos de Dolphin Mall en Miami. CARMENCHU BRUSÍLOFF

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