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COSAS DE DIOS

Nuestro arzobispo

Estoy buscando una palabra que exprese lo qué sentí cuando me enteré que el arzobispo, monseñor Francisco Ozoria, se había desdicho de sus declaraciones sobre que, por la intromisión del gobierno en los poderes del Estado, este país va camino a una dictadura.

No juzgo Como cristiana, debo obediencia a nuestros pastores. Sé por experiencia, y porque el mismo Dios así me lo ha hecho sentir, que no me corresponde juzgar a uno de Sus escogidos. Que esa vara admonitoria con la que muchos medimos a los curas, que esa dureza con la que condenamos sus debilidades humanas- no me refiero a delitos como la pederastia que eso es otra cosa - es una osadía nuestra porque nadie ha dicho que estos hombres, discípulos de Cristo, desempeñen ese papel porque lo merezcan, sino que están allí solo por la misericordia de Dios.

Vulnerables De hecho, la cercanía con sacerdotes te muestra su vulnerabilidad y valoras la magnitud del poder de Dios por las increíbles obras que hace a través de ellos, seres imperfectos como todos nosotros. Así que debemos observar sus errores tratando de imitar esa misericordia del Creador, que también me beneficia a mí, y a usted, más miserables aun que los curas porque no hemos tenido la valentía de tomar una opción de vida consagrada al Señor, como lo hicieron ellos.

Después del orgullo Pero se me hace difícil entender que el orgullo que sentí, y que me trasmitieron otros católicos cuando monseñor Ozoria habló, escuché más de una vez la frase ¡Al fin!, ahora se trastoque en decepción. Pues la cabeza de nuestra Iglesia en el país atribuyó lo ocurrido a los medios de comunicación.

Y aunque de los medios se dicen barbaridades, algunas ciertas otras falaces, si de algo estoy segura es que ningún director o jefe de redacción es tan tonto como para consentir en poner en boca del arzobispo una declaración como esa. Además, asumo que los sacerdotes que la apoyaron estaban al tanto de su postura en ese momento.

Un síntoma Yo no coincidí del todo con lo que dijo el arzobispo, pensaba que había exagerado un poco, pero se ganó mi respeto al atreverse a llegar tan lejos. Ahora, con su visita al Palacio Nacional y su salida poco elegante, pienso que el hecho de que ni él, con su investidura, pueda criticar al gobierno sin recular, parece un síntoma de que, tal vez, tenía razón al temer que la democracia está amenazada.

Vamos a orar Lo que sentí, frente al mensaje que manda monseñor Ozoria, al visitar al presidente y renegar de lo que dijo, me lo guardo, sigo sin encontrar un término apropiado para expresarlo. Pero me atrevo a recordarle que él actúa “en la persona de Cristo” una dignidad que solo ostentan los sacerdotes sobre la faz de la tierra. En cuanto a los católicos que celebraron sus declaraciones, y los que no, les pido que oremos por nuestro arzobispo, sin cesar.

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