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FOLCLOREANDO

¿En serio?

La gastronomía, la música, el baile, la artesanía, entre otras categorías de la cultura tradicional son la identidad de cada país, de cada región, de cada provincia y por supuesto, se consideran o son atractivos turísticos que pueden y deben ser ofertados a nivel mundial como marca país.

Cuando hice un reportaje en el 2017 con el título “Puerto Plata, una gastronomía artesanal con historia” de eso escribí. Entrevisté a Edgar Lantigua Almonte, hijo menor de doña Agustina, Reina de los Dulces en Puerto Plata y lo primero que me dijo fue “hay que hacer una labor de promoción e incluirlo en la ruta de los autobuses y taxistas, visitando los lugares donde se elaboran esos productos tradicionales, como el dulce local, para que conozcan el proceso y al mismo tiempo adquirir los productos”.

Reconocer en estos tiempos que los dulces artesanales deben formar parte de la oferta turística de nuestro país es porque falta asesoramiento. Las ferias del mundo son las mejores proyecciones de los principales atractivos turísticos de un país, que son la música y la gastronomía, siguiéndole la artesanía identitaria. Cuando visito un pueblo de mi país lo primero que pregunto es qué puedo comer que sea propio del lugar y me permeo de ellos y voy anotando, tomando fotos para documentarlo, porque mi misión es aportar. Cuando asisto a una feria y observo que las cosas no están “en su puesto”, prefiero ni comentar.

Me pasa también cuando voy a un hotel y veo en el bufet “puré de papas”, un país productor de este tubérculo, pero parece que “majar” no es lo recomendable sino pulverizar las papas de forma artificial, comprarlas industrializadas. Seguiré siendo la curadora de contenido, la crítica y no la reportera complaciente. Y créanme, que cuando observo algo que no encaja, me da vergu¨enza y no debo quedarme callada, pero también “me canto y me lloro”, porque el objetivo no es hacer daño sino cuidar nuestra imagen ante el mundo.

Y para terminar….cuando recibo la visita de un extranjero no le brindo ni hamberguer, ni hotdog y mucho menos refrescos en botella, porque no forma parte de mi identidad y no tengo que complacer su gusto, debo transmitirle que conozco mi cultura, la aprecio y la transmito. Nos encanta complacer subestimando lo nuestro.

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