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FÁBULAS EN ALTA VOZ

Ya casi no existe la “nuez de Adán”

Señores, el mundo ha cambiado, y mucho. No sé si usted se ha dado cuenta, pero ya no hay yuca amarga, no hay que esperar que sea diciembre para comer manzana, ni que llegue la época de aguacate para disfrutarlo todos los días. Es más, ya casi no vemos hombres con la famosa “nuez de Adán”, que es la protuberancia o abultamiento ubicada en la parte delantera del cuello que por lo regular tienen ellos.

Estas son solo algunas de las cosas que se han transformado, y yo me pregunto: ¿Qué más irá cambiando en el planeta ante la mirada indiferente de la humanidad? Tal vez veamos esto como bueno y normal, pero habría que analizar hasta qué punto esto nos beneficia.

Puede que estemos viviendo en una ciudad fabulosa y no nos estemos dando cuenta. A lo mejor la yuca ahora es buena porque se han creando las condiciones agropecuarias para que usted no pierda su dinero adquiriendo un producto de mala calidad. Con la manzana y los aguacates, al igual que con otros productos alimenticios que se comían por temporada, puede que se haya buscado la forma de que no tengamos que durar todo un año esperando para darnos “ese gusto”.

Pero ¿y qué me dicen de esa “nuez de Adán”, que ya casi no vemos? A mí eso me preocupa. Era algo que desde la adolescencia comenzaba a hacer asomo, y ahora vemos que llega y pasa esa etapa y la gargata “lisita”. ¿Guardará esto relación con los mecanismos usados para que la cosecha de estos productos se dé durante todo el año?

No soy experta en el tema, pero esto puede obedecer a un asunto hormonal, como sucede con las niñas que ahora desarrollan hasta a los ocho años. Habría que ver hasta qué punto esto puede ser un factor de riesgo para nuestra salud. Para escribir con conocimiento de causa, me di un paseíto por la Redacción de este periódico, y no encontré un solo joven con “la nuez de Adán”. ¿Será que está en extinción? Si es así no me asombra, ya son muchas cosas que han desaparecido ante nuestros ojos.

Lo preocupante es que la transformación ya esté tocando nuestra propia esencia y que no haya una explicación lógica que nos diga qué tan bueno o malo es que esto esté sucediendo. Si bien es cierto que hemos asumido con alegría el que haya manzana, aguacate, guayaba y demás productos durante todo el año, no deja de ser verdad que algunas consecuencias nos dejan estos frutos cosechados al vapor. Al igual que el pollo, que tal como si existiera una barita mágica, se “reproduce” en un dos por tres. De verdad que aunque le resulte gracioso no es casualidad que esté como en extinción, la “nuez de Adán”.

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