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Viaje

Puntos emblemáticos en Madrid: Cibeles, Puerta de Alcalá y Parque del Retiro

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Carmenchu BrusíloffSanto Domingo

No importa que la atmósfera desprenda un inusitado calor, camino por Madrid con descansos intercalados, aprovechando alguna sombra en la acera. La vista se regodea con el entorno. No bien se toma una foto cuando el rostro se dirige hacia otro lado intentando atrapar imágenes que permitan recordar lugares con mayor precisión. En dicha tesitura, con mi hija Carmen, me adentro, tanto en bus como a pie, por algunos barrios de Madrid. Ella, por primera vez. Yo, no sé cuántas. Carmen queriendo ver todo y caminando rápido. Yo, con mis años encima, a paso lento echando una ojeada para ver qué pudiera haber cambiado: un café con otro nombre, un nuevo restaurante...

Damos la vuelta por la Plaza Cibeles, donde en los laterales hay varias paradas de autobuses públicos y en cuyo centro resalta la magnífica fuente de la diosa Cibeles en piedra blanca, sentada majestuosamente sobre un carro tirado por dos leones; y acompañada de un par de cupidos. Cuando el club de futbol Real Madrid se corona campeón de un torneo, a esta plaza acuden los seguidores para celebrarlo. Frente a ella, el antiguo Palacio de Correos y Telecomunicaciones terminado en 1909, pero llamado Palacio de Cibeles desde que hace alrededor de una década, a él se trasladará la Alcaldía. (La oficina de correos funciona ahora hacia uno de sus lados).

A la redonda destacan otros importantes edificios: el Palacio de Linares, palacete de influencia francesa del siglo XIX con fachada de estilo neobarroco, que aloja la Casa de América. De este edificio, años atrás se decía que en su interior se escuchaban extraños sonidos en las noches y aparecían sombras raras. Incluso, en busca de respuestas, miembros de la Asociación Parasicológica de la Comunidad de Madrid pasaron varias noches en su interior. Entre ellos, un tío de mi primo, Carlos Argumosa. Aseguraban que era cierto. Hoy día en ella se celebran actividades culturales relacionadas con Latinoamérica. De los fantasmas no hay huellas. Desaparecieron.

Al frente, diametralmente opuesto a Casa de América, el Banco de España, considerado uno de los mejores edificios eclécticos de esta ciudad. En la otra esquina, en ruta hacia la Gran Vía, con fachada de ladrillo rojo y frontón de piedra, está el Palacio de Buenavista, sede del Cuartel General del Ejército. Durante un tiempo el último viernes de cada mes, con un par de excepciones y hasta hace poco (fui testigo de ello), a las 12:00 del mediodía se realizaba un espectacular relevo de la guardia: unos con uniforme de infantería de la época del rey Alfonso XIII; otros, con el traje actual, con galas del regimiento; y varios con uniformes de Fusileros y Granaderos de la época de Carlos III. Iba acompañado de un concierto de música típica, provocando el interés de viajeros y nativos que observábamos de pie y bajo el sol la ceremonia. Ojalá decidan reanudarla. Era sumamente atrayente.

Tras estas disquisiciones entramos a Correos, para Carmen enviar una postal. Luego subimos la escalinata de la alcaldía, tras el chequeo de nuestras pertenencias por rayos x. En el vestíbulo admiramos la magnífica cúpula ‘bóveda acristalada (casi dos mil triángulos de vidrio) de forma orgánica’ que se eleva 30 metros. Impresionante.

Desde Plaza Cibeles subimos la calle de Alcalá hacia la Plaza Independencia, contemplando en medio de la ancha vía la famosa Puerta de Alcalá rodeada de un bien cuidado jardín. Fue construida en 1778 en granito, mientras que las esculturas son de piedra.

A su alrededor el intenso tráfico motorizado rueda con fluidez. Los conductores respetan las leyes, y el peatón puede cruzar sin miedo cuando los semáforos les dan luz verde. Como vacacionistas sin itinerario fijo, nos unimos a la masa que utiliza el paso de cebra, cerca de la entrada del Parque del Retiro, un espacio diseñado en el siglo XVII que conforma uno de los lugares más visitados de la capital de España. Apenas le echamos un vistazo. Aún así, no dejo al olvido que en éste se levanta la única estatua dedicada al Ángel Caído (es decir, al demonio), obra del escultor Ricardo Bellever. Según datos, se inspiró en unos versos de El Paraíso Perdido, de John Milton. Tiempo atrás me acerqué a ella, cuando en su género era la única en el mundo.

En la amplia extensión ajardinada y arbolada del Parque del Retiro, donde abundan esculturas, fuentes, avenidas y un estanque, por el cual se puede navegar en barca, frente al cual se levanta el monumento a Alfonso XII, destaca en metal y cristal el Palacio de Cristal dedicado a exposiciones y construido durante la segunda mitad del siglo XIX, durante el período de la Restauración.

En ese entonces entró de lleno la arquitectura del hierro. Todo es parte del atractivo de Madrid, una ciudad por la cual me fascina deambular.

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