Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

FÁBULAS EN ALTA VOZ

Extrañando mis viejos papelitos

Ayer hablando con mi hija Dalia sentí nostalgia por un recuerdo que llegó sin ser invitado. Ella echó de menos los papelitos que cuando eran pequeños ella y su hermano, Manuel Enrique, yo les ponía en el bolsillo de la camisa o pantalón, en los zapatos o hasta en la lonchera.

Sentí tristeza porque nunca imaginé que con este detalle yo había logrado que ella guardara en su memoria frases como: “Recuerda que mamá te ama”, “Que Dios te dé el mejor de los días”, o “Te dejo un beso y todo mi amor”... Muchas cosas pasaron por mi mente al rememorar esa hermosa parte de mi vida. Y una se quedó dando vueltas en mi cabeza como la única responsable de que hoy no esté teniendo este tipo de muestra de cariño con mis hijos: la tecnología. Sí, porque es el teléfono el medio que uso ahora para tener estos detalles con ellos. Porque debe quedar claro que no es que he dejado de decirles lo importantes que son para mí, es que cambié la vía, y por lo que veo no ha sido lo más idóneo.

Callé por un momento luego de escucharla hablar de esos papelitos que tanto le gustaban. Me transporté a una ciudad fabulosa donde me hicieron ver que no importa cuán grande sea el avance que se experimente, hay cosas que no deben cambiar. Allí la gente hace gala de esos teléfonos inteligentes que todo parecen saberlo, sin embargo, la gente allí no deja a merced de estos, las muestras de cariño que quiere que perduren en el tiempo. Los habitantes de ese lugar fabuloso no siguen el neoludismo (personas que se oponen al desarrollo tecnológico), pero saben que los avances no deben comprometer los afectos. Allí comprendí que por actualizados que estemos, las muestras de amor no deben desaparecer como tienden a esfumarse los mensajes tecnológicos. Los papelitos pueden guardarse, coleccionarse y hasta perfumarse para que junto al aroma del tiempo queden como muestras fehacientes de ese sentimiento tan puro que sentimos por nuestros hijos o por cualquier ser querido. Es más, pueden significar un gran tesoro para esas generaciones que vienen que, por lo que veo no sabrán lo que es un manuscrito. Desde hoy, vuelvo a la posición anterior, a dejar a Manu y a Dali los entrañables papelitos. ¡Usted puede hacer lo mismo!

Tags relacionados