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¿Sabes qué tan sano es lo que comes?

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Estefany Rodríguez VierSanto Domingo

¿Te has detenido a leer las etiquetas o los ingredientes de los productos? Es allí donde realmente se descubre qué tan amigable y favorecedor es un alimento para el organismo. Además de qué tanta vida útil tiene lo que compras.

Las etiquetas de los alimentos contienen información acerca de la cantidad de calorías, porciones, datos nutricionales del producto, así como su fecha de caducidad. Deben tomarse en consideración tres áreas fundamentales: el tamaño de la porción, porcentaje de valores diarios y los nutrientes, explica Nelly Tejeda, especialista en nutrición y salud ocupacional.

En este mismo orden, Clara Divano, mejor conocida en el mundo del fitness como Cusifit, destaca que se debe “poner el ojo” en las calorías, los gramos de azúcar, el listado de los ingredientes, y cuándo expira. “Leer la tabla de ingredientes de los alimentos puede abrir nuestros ojos y cambiar la idea errónea acerca de un determinado alimento que antes creíamos muy saludable, pero que luego descubrimos que su composición no es la más sana”.

Destaca que muchas veces cuando se está en un plan de alimentación determinado, ya sea para cuidar la salud o buscando una meta específica como bajar de peso, se cae en el error de elegir alimentos dejándose llevar por lo llamativo del empaque, o mensajes que pueden ser confusos en lo que se usan palabras como fat free, organic, gluten free y sin azúcar.

Leer las observaciones Después de saber su importancia, es necesario entender la composición de las tablas y etiquetas que conforman los alimentos para detenerse un momento antes de comprar cualquier elemento.

“Cuando nos enfrentamos a productos envasados o procesados es cuando suelen surgir las dudas sobre su real contenido, por lo que saber leer una tabla nutricional se hace indispensable para ser conscientes de todo lo que ingerimos”, indica Tejeda.

¡Pon los alimentos a prueba! Un dato que escandaliza a muchos es el tema de las calorías. Algunos se enfocan en saber si un producto tiene muchas o pocas, no obstante, estas son las que proporcionan la energía para poder realizar las actividades diarias. Por lo general, se estima que una persona consuma de 1,500 a 2,000 calorías al día.

La ingesta adecuada de calorías no debería provocar aumento de peso; el consumo excesivo de cualquier alimento sí.

En este orden, Clara Divano, mejor conocida en el mundo del fitness como Cusifit, dice que de las calorías totales se deben observar dos datos principales: gramos de azúcar (para saber los gramos netos se le deben restar los gramos de fibra) y gramos de sodio (no se debe sobrepasar los 200 mg por comida. Al número de miligramos de sodio se le resta el número de miligramos de potasio para obtener la cantidad neta).

De mayor a menor Según destaca Cusifit, los primeros cinco ingredientes son los más importantes para determinar si la calidad del alimento es “buena” o no.

Nelly Tejeda, especialista en nutrición y salud ocupacional, añade que en el apartado de ingredientes se incluyen todos los que han compuesto el producto para su elaboración final, ordenados en un listado de mayor a menor, es decir, se pondrá primero el que en mayor cantidad está presente en el producto y a partir de ahí el resto en orden decreciente.

Tejeda agrega que todos estos ingredientes deben venir expresados en la cantidad neta utilizada o en el porcentaje que ese ingrediente supone en el total del producto.

Del mismo modo, la embajadora del fitness resalta lo importante que es verificar la tabla. “De ahí es que realmente se puede comprobar si ese alimento es apropiado para nosotros y no frustrarnos al pensar que estamos haciendo lo correcto sin obtener resultados”.

Ambas expertas coinciden en que deben abundar nutrientes como calcio, fibra, potasio, vitamina A y vitamina C.

Mientras que en los alimentos se tiene que tratar de comer menos grasa total (especialmente las grasas saturadas), colesterol y sodio (sal), debido a que estos componentes pueden aumentar su riesgo de contraer ciertas enfermedades

Aunque no todas las grasas son iguales, debemos ser conscientes de la necesidad de evitar las saturadas y trans. Es aconsejable que las grasas no superen el 30% del producto.

Dedicar tiempo a leer las etiquetas debe convertirse en un hábito para tener un estilo de vida más sano. Además de que evitará malos ratos o sorpresas en casos de alergias o intolerancia a ciertos alimentos, ya que muchas veces se cree que un alimento está libre de algún ingrediente en su elaboración, pero contiene trazas, es decir, que puede contener pequeñas cantidades de una determinada sustancia (gluten, leche, derivados u otros), y que debe ser tenido en cuenta por las personas alérgicas, explica Tejeda.

Nelly Tejeda y Clara Divano

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