Prevención de las enfermedades cardiovasculares

La prevención de la enfermedad cardiovascular se define como un conjunto de acciones coordinadas, dirigidas a la población o a una persona en particular con el fin de eliminar o minimizar el impacto de las enfermedades cardiovasculares y las discapacidades asociadas.

Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de morbilidad (padecer la enfermedad) y mortalidad, muy especialmente en los países de ingresos medios y bajos.

La mortalidad de las enfermedades coronarias ajustada por la edad ha disminuido desde la década de los 80, sobre todo en los países ricos o de renta elevada. Se calcula que las tasas actuales de enfermedad coronaria son menos de la mitad de lo que eran a principios de la década de los 80 en muchos países europeos, debido a medidas preventivas como las exitosas leyes antitabaco. No obstante, persisten las desigualdades entre países y muchos factores de riesgo, especialmente la obesidad y la diabetes mellitus, las cuales han aumentado significativamente.

Si la prevención se aplicara correctamente, se reduciría mucho la prevalencia de las enfermedades cardiovasculares.

La prevención debe dirigirse a:

1∫. Población general, mediante la promoción de hábitos de vida saludable.

2∫. El individuo, es decir, persona que tienen un riesgo de enfermedad cardiovascular establecida, haciendo frente a los hábitos de vida poco saludables como: Dieta de baja calidad, inactividad física, tabaquismo y mejorando otros factores de riesgo, la prevención es eficaz: La eliminación de conductas de riesgo para la salud haría posible evitar al menos un 80% de las enfermedades cardiovasculares y hasta un 40% de los cánceres.

Las enfermedades cardiovasculares representan una considerable carga económica para los países y es necesario implementar medidas preventivas eficaces.

Las intervenciones en el estilo de vida actúan sobre diversos factores de riesgo cardiovascular y deben aplicarse antes de los tratamientos farmacológicos o junto a ellos. Así mismo, las legislaciones dirigidas a disminuir el contenido de sal y ácidos grasos del tipo trans en los alimentos y el consumo del tabaco, son efectivas para prevenir las enfermedades cardiovasculares.

Es importante señalar que una cantidad importante de individuos no despreciables no toman su medicación adecuadamente y no alcanzan los objetivos terapéuticos, lo que implica consecuencias clínicas y económicas.

La prevención cardiovascular se clasifica en primaria, que son aquellas conductas que se aplican antes de las personas presentar la enfermedad; y la prevención secundaria son aplicaciones dirigidas a personas que ya padecen o son portadoras de la enfermedad cardiovascular.