Los tonos azules del paraíso

La luz en estos meses adquiere una tonalidad azulosa. El verde de la naturaleza se mezcla con ese misterioso velo azul, dando por resultado un mágico entorno. Esto solo suceder en nuestras latitudes, mientras el norte sufre los embates de un durísimo invierno y el extremo sur suda copiosamente y se recrea en playas y montañas. Es la época más bella del año en nuestro país. Los cielos lucen otro tono de azul, claro y pristiño, las noches muy frescas, se adornan con estrellas. El calor no atormenta, todo es suave y agradable. En estos días podemos valorar la suerte que tenemos de vivir en un paraíso que debe ser cuidado, mimado y conservado. Mares y montañas, valles y hondonadas, ríos y riachuelos, bosques y dunas. Este continente en miniatura que nos pertenece y al que llamamos hogar, debe ser nuestra gran preocupación y nuestra juventud debe tomar consciencia de ello. No podemos permitir ningún atentado contra nuestro principal tesoro. Nadie puede depredar ni atentar contra bosques y ríos. Otros países han hecho de su naturaleza su principal atráctivo, esto además de nuestros tesoros arquitectónicos y su situación privilegiada, nos deben convertir en un destino soñado para los visitantes y en un hogar perfecto para vivir. Tenemos que cuidarlo.