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COSAS DE DIOS

Bodas

Hace años recibí una invitación para una boda y me quedé de una pieza porque dejaba fuera a mis hijos, que aún eran pequeños. Aquello, que me pareció tan insólito, se ha vuelto común en algunos países. Por ejemplo, en España, hay un debate en las redes sociales, pues unos recién casados, de esos que no quieren niños en su fiesta, llegaron al extremo de expulsar de la celebración a una pareja invitada que llevó a sus hijos.

La novia publicó que la tarjeta decía, de manera explícita: “no se admiten niños”. No obstante, fueron flexibles al aceptarlos en la ceremonia, para llevar las flores y los anillos, bajo la salvedad de que, cuando llegara el momento de la fiesta para los adultos, debían retirarlos del lugar. Todo el mundo cumplió con esta condición menos una pareja, con la cual los novios iniciaron una discusión que terminó con su expulsión y la de sus hijos.

Lo más particular de esta historia es que, cuando la novia pide la opinión de otras personas en las redes, la mayoría la apoya. Le dicen que tiene razón porque la pareja que llevó a sus hijos estaba advertida. Aunque alguien le señaló que excluir niños de las bodas es lo mismo que excluir a las personas mayores. Y yo recordé que, de hecho, ocurre. Vi a una novia llorar a mares porque en la misa de su boda una pareja conmemoraba sus 50 años de casados y ella no quería viejos en su ceremonia.

Sobre todo esto, pienso que cada quien es dueño de su fiesta pero la idea de usar niños como pajecitos para, luego, expulsarlos porque estorban, me parece terrible. Una boda es un acontecimiento familiar y los niños y los viejos son parte de casi todas las familias afortunadas, porque es un privilegio tenerlos. Los niños traen, por igual, caos y alegría. Pero hay sociedades en que tener hijos luce un pecado, una ofensa contra los otros. Parecen olvidar que todos fuimos niños y, si no nos morimos antes, un día seremos viejos. Me pongo en el lugar de estos invitados expulsados y se me encoge el alma. Recuerdo que cuando supe que mis hijos no podían estar en la boda a la que fui invitada, perdí toda la ilusión por asistir. En cuanto a esos novios alérgicos a los más pequeños, me pregunto si se habrán casado para formar una familia, o tal vez, tampoco en su casa acepten niños. De lo que se perderán, si es así.

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