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Destino

Plovdiv, Capital Europea de la Cultura 2019, lucha para poder estar a la altura

Atractivos. Conocida por su anfiteatro romano, ruinas de una basílica del siglo V y numerosos templos antiguos que conviven con cafés y talleres de artistas, la guía de viajes “The Lonely Planet” la recomendó en 2015 como una de las diez mejores ciudades para visitar.

Atractivos. Conocida por su anfiteatro romano, ruinas de una basílica del siglo V y numerosos templos antiguos que conviven con cafés y talleres de artistas, la guía de viajes “The Lonely Planet” la recomendó en 2015 como una de las diez mejores ciudades para visitar.

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Vladislav Púnchev (EFE)Plovdiv

Una gran ciudad con una belleza que brilla desde lejos, así describió en el siglo II Luciano de Samósata, escritor sirio en lengua griega, a Plovdiv, la segunda urbe de Bulgaria y una de las más antiguas del mundo, que se estrenó como Capital Europea de la Cultura.

Situada en el suroeste del país, el más pobre de la Unión Europea (UE), destaca por los edificios de diversos períodos históricos de su casco antiguo, pero las autoridades no han logrado concluir las obras emprendidas en 2014 para ponerla al día, por lo que las críticas arrecian.

Ello no quita que el título haya despertado las esperanzas de sus 340,000 habitantes de vivir un año excepcional, en el que cuentan con unos dos millones de visitantes, y opten por el humor al referirse a la situación que ven.

Entre los vecinos se ha puesto de moda decir, con cierta sorna, que su ciudad es más bien una “porquería”; una alusión irónica a la propuesta navideña del alcalde, Ivan Totev, de celebrar en la plaza central una matanza de cerdos.

“Como mucha gente, particularmente los jóvenes, tienen pocas posibilidades de ir a los pueblos para conocer las tradiciones búlgaras, decidimos llevar las tradiciones navideñas a la ciudad”, dijo Totev.

“En una capital europea de cultura parecería que degollar y desmembrar a un cerdo es un acto creativo de vanguardia y sublime”, ironizó el periodista local Ruslan Yordanov.

Ante la indignación despertada, Totev dio marcha atrás.

“Fue una idea espantosa e inaceptable, un intento barato de ocultar el fracaso del alcalde en el desarrollo de la infraestructura”, comentó Ivan Petkov, un concejal opositor, en la cadena bTV.

Se refería sobre todo a las obras en la plaza central, iniciadas en 2014 y sin terminar, ocultas ahora detrás de pancartas y paneles para no molestar visualmente.

Tampoco hay suficientes salas adecuadas para albergar los 360 eventos planificados para 2019, aseguran los críticos.

“La única sala de conciertos, construida en la época comunista, está en condiciones deplorables”, denunció Kosyo Arshinkov, otro periodista local.

Se ha dado por fracasado el proyecto de transformar la llamada Ciudad del Tabaco, un antiguo centro de la industria tabaquera, en un complejo de artes, talleres y estudios. Los edificios, construidos a principios del siglo XX, nacionalizados por el régimen comunista y privatizados en la democracia, se han declarado patrimonio protegido, por lo que sus dueños no pueden derribarlos ni utilizar el terreno para inversiones inmobiliarias. Pero tampoco los restauran y la estrategia parece ser dejar que se vayan derrumbando solos.

Con todo, la expectativa de éxito se impone gracias al secreto a voces que son ya los ricos tesoros de esta ciudad tendida a orillas del río Maritsa, con sus siete colinas y una historia de más de seis siglos.

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