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Psicología

Emociones que afloran en Navidad

En la actualidad. Existe una exigencia emocional mucho mayor en esta época del año que muchas veces no la poseemos o no es parte de nosotros.

En la actualidad. Existe una exigencia emocional mucho mayor en esta época del año que muchas veces no la poseemos o no es parte de nosotros.

La Navidad es una época especial que se caracteriza por algunos excesos y muchas emociones. Mientras a unos les encanta, a otros les deprime. Pueden vivirse con ilusión las reuniones navideñas con familiares y amigos o sentirlas como una tradición impuesta que obliga a comprar regalos, escuchar villancicos o decorar la casa con arbolitos y luces navideñas.

Las emociones que se experimentan con mayor frecuencia son estrés, ansiedad, depresión o melancolía durante las navidades. Los miedos, envidias o frustraciones afloran en estas fechas. ¿Por qué esta época produce estas sensaciones? Las compras navideñas, acertar con los regalos, quedar bien con toda la familia, reunirse con familiares con los que no hay relación, sentir la ausencia de seres queridos que ya no están con nosotros.

Se cierra un año y es un momento de reflexión que puede afectar el ánimo cuando no se ha conseguido cumplir los objetivos que nos propusimos y deseos que pedimos al empezarlo. En Navidad la expectativa irreal de tener que ser feliz y tenerlo todo, mina el ánimo de las personas que tienen problemas reales como: pérdida de empleo, falta de dinero y también emocionales, como la pérdida de un ser querido o rupturas sentimentales.

Es necesario crear un nuevo concepto de la Navidad para aprender a vivirla de forma positiva sin amargarnos ni frustrarnos, disfrutando de los pequeños detalles sin agobios ni presiones.

La felicidad está dentro de nosotros y está directamente relacionada con nuestras expectativas. Debe ser una construcción personal basada en metas reales. Date el placer de vivir la Navidad a tu forma, adáptala a tus necesidades personales y posibilidades, y céntrate en los motivos para estar alegre. Cada año es una oportunidad para cambiar lo que no te gusta, luchar por lo que quieres e inyectar ilusión a tu vida. El pensamiento positivo atrae a lo positivo.

Actitud ante los conflictos más comunes de Navidad -Conflictos de pareja. Dónde y con quién celebrar las fiestas navideñas puede ser motivo de conflicto prenavideño en las relaciones. Procurar negociar y que estén repartidas, para evitar discusiones.

-Conflictos familiares. La familia es el lugar que alberga lo mejor y lo peor de las personas, como rivalidades, odios o enfrentamientos. Ir con la mente abierta a pasarlo bien y disfrutar, merece la pena guardar los rencores del resto del año y las malas historias para no amargarte el día. Procurar que todos colaboren por igual y aporten algo a la comida/cena de celebración, para evitar posteriores reproches.

-Problemas económicos. No asocies la felicidad a la cantidad de regalos, o a lo grande y bonito que sea nuestro árbol de Navidad. Busca la manera de disfrutar de las navidades con tus seres queridos sin gastar mucho dinero haciendo recetas navideñas caseras, creando manualidades navideñas para dar ambiente a tu hogar o paseando por la ciudad para ver la decoración típica de estas fechas.

-Estar lejos físicamente no quiere decir que no puedas estar cerca emocionalmente. Si te toca pasar la Navidad lejos de los tuyos aprovéchate de las tecnologías para estar en contacto con ellos, pueden enviarse fotos, realizar vídeo conferencias, disfrutar y transmitirse el amor que los une.

-Pérdida de un ser querido. Si son de las primeras navidades que pasas sin un ser querido que has perdido, date tiempo para curar y asimilar la nueva situación. No te obligues a celebrar las fiestas si no estás de ánimo, pero tampoco te encierres en ti, ábrete a los tuyos, a los familiares que te quieren y están pasando la misma situación que tú.

Es muy importante recordar que Navidad es un tiempo para renacer y replantear nuestras metas. En este proceso no debemos olvidarnos de incluir el crecimiento interior, reconciliarnos con nosotros mismos y con los demás.

Tristeza navideña Mucho se ha escrito acerca de la tristeza que paradójica producen las fiestas de Navidad en algunas personas. Los que han sufrido algún cuadro depresivo son más propensos a padecer estos síntomas, provocando episodios depresivos con más facilidad o exacerbando dichos síntomas.

Es importante hacer la diferencia con el trastorno afectivo estacional, se llama así a la depresión recurrente que se presenta cuando los días son más cortos (otoño o invierno), y desaparece cuando los días son más largos (primavera o verano), en países donde existen reales cambios estacionales y con frecuencia tiene características atípicas.

La llamada “depresión navideña”, “depresión blanca” o “blues de Navidad”, no aparece en ningún manual de clasificación de enfermedades mentales, pero existe. Es un síndrome o malestar causado por las demandas físicas y emocionales de esta época, el cual se caracteriza por un estado de ánimo melancólico que aparece en las fiestas navideñas.

Sus manifestaciones clínicas son muy parecidas a las que se presentan en el trastorno depresivo mayor, pero no llega a ser discapacitante. Las personas que lo presentan suelen experimentar ánimo bajo, falta de energía, desinterés por realizar actividades y aislamiento, en ocasiones combinados; también con síntomas ansiosos y alteración en el patrón del sueño.

Las personas que padecen depresión tienden a ser más susceptibles por varias causas, entre ellas la sensación de no poder incorporarse a las festividades y reuniones. Puede incrementarse en los pacientes sus sentimientos de aislamiento y desesperanza.

En la población general existen varios factores dentro de los cuales se encuentran: capacidad disminuída debido a una enfermedad; la ausencia de personas queridas porque se han distanciado a causa de conflictos o separaciones o porque viven lejos; también cuando nos llegan estas fechas distantes de casa y de los nuestros; pérdida de alguna relación sentimental, pérdida de un ser querido por fallecimiento.

En esta situación, mirar a los demás reunidos hace sentir más hondamente las ausencias; podemos sentirnos culpables, como si estuviéramos deshonrando al familiar o al amigo ausente por celebrar la navidad sin ellos. La añoranza, pensamos que las Navidades del pasado eran mejores y más felices; esto se debe a que quizás dejamos de escuchar el cascabel.

Las auto-exigencias contínuas que generan las celebraciones navideñas con la insistencia de quedar bien a menudo conlleva a creer que debemos tener la fiesta perfecta. Estos “debemos” crean expectativas poco realistas y a su vez, estrés y ansiedad.

En el acostumbrado pase de balance del año, a veces el saldo no es positivo, debido a proyectos no concretados, las pérdidas sufridas u otros elementos negativos, razón por la que podemos considerar el año como no productivo.

La preocupación por el descalabro económico después de las celebraciones y el desbalance que representan para la economía familiar pueden llevar a grandes preocupaciones, pero aún así, no nos abstenemos, por las razones que impone el mundo en que vivimos.

Olga María Renville y Yomaly Almonte Especialistas del Centro Psicológicamente

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