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Viaje

Fin de semana navideño en Punta Cana Village

Restaurante. El Valentina también ofrece dulces caseros.

Restaurante. El Valentina también ofrece dulces caseros.

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Carmenchu BrusíloffSanto Domingo

En una zona cercana a los hoteles y residencias de lujo de Punta Cana, aunque ni siquiera tan cerca como para llegar a pie, se extiende Punta Cana Village, un poblado donde las casas no tienen verjas, salvo las de árboles o arbustos naturales y las calles tienen nombres de árboles y plantas. A la entrada de este vecindario funciona la plaza. Lleva por nombre Galería Comercial de Punta Cana Village. En esta época de fin de año luce una colorida iluminación de bombillitas en distintas tonalidades. De noche proyectan alegría. De día, el ambiente se llena del trinar de las aves que parecen dialogar posados en las ramas de los árboles.

Como regalo de mi hijo Ángel, quien vive en este Village, me alojo de viernes a lunes en el Hotel Four Points by Sheraton, ubicado en el Bulevard frente a la plaza. Pido habitación al exterior. Al subir las cortinas tengo vista a la piscina y a un área arbolada. Echando una mirada a las promociones descubro, colgando del manubrio de la puerta, un aviso ecológico. Si decido no cambiar las sábanas me dan un bono cada noche, salvo la última. El bono equivale a cinco dólares que puedo usar en el departamento de comidas y bebidas. Eso sí. Hay que dejar el cartel colgando en el manubrio exterior. Así lo hago, al igual que muchos otros huéspedes. Lo aplico en el desayuno saludable que cuesta ocho dólares, más ITBS. Trae varios tipos de fruta, cereal, leche, miel, mermeladas y pan integral. El camarero que me atiende acoge mi solicitud: de fruta, solo quiero lechosa y guineo. De leche, la de soya. Al día siguiente no tengo que repetírselo.

En ese ir y venir por el sector me desplazo de uno a otro extremo de la plaza. Desde el nuevo Gourmet Market hasta el tradicional Mamma Luisa. Hay otros restaurantes. Entre ellos El Burrito, Valentina, donde además de comida se esmeran en ofrecer dulces caseros, y Chateubriand. Justo en el centro, con una arquitectura circular, La Cava.

El sábado en la mañana voy con Ángel en carro hasta Blue Mall, con sus altísimos techos tejidos de cana y un llamativo y gigantesco árbol de Navidad. Hacia el centro del mall me asombra la amplitud de la fachada de la tienda Zara. ¡Es inmensa! Lo que de este mall, sin embargo, más llama mi atención es el colorido mural con ‘the history of communication’ (La historia de la comunicación), donde desde el extremo de un tubo puedo oír lo que Ángel me dice desde el otro extremo. Una atracción educativa para los pequeños y grandes.

El sábado almuerzo en Gourmet Market donde el viernes en la tarde tomé café expreso descafeinado. No tenían, sin embargo, azúcar morena como pedí. Ahora al mediodía, cuando llego a almorzar, el joven que me atendió ayer pregunta: ‘¿Expreso descafeinado?’ Me echo a reír.‘No, ahora no’. Entro al comedor con aire acondicionado. En su carta, entre las entradas ofrecen crema de auyama con croutons (RD$ 240.00). Decido probarla. Me gusta. Entre los jugos tienen de naranja, pero no es natural. Me decanto por el de fresa (RD$ 170.00) que sí lo es. Tamaño error, porque llena demasiado y no es acompañamiento adecuado para la comida. De plato principal ordeno la pasta Papardelle Caprese (RD$ 360.00), con queso mozarela fundido: es una mezcla con tomate natural y queso que se convierte en una salsa rosada, según explica el camarero. Cuando la veo, el tono es más bien naranja tenue. Pero de sabor está bien. Al día siguiente, domingo, Ángel y Rossy me llevarán a almorzar a Isabella, en el BlueMall. Ya les contaré.

Árbol. Original árbol navideño en BlueMall de Punta Cana.

En el mural de la comunicación, lo que se dice en un extremo de un tubo se escucha en el otro.

Madera. La silueta de un árbol de madera muestra en Punta Cana Village, palabras alegóricas a Navidad.

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