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FÁBULAS EN ALTA VOZ

Bueno o malo

No hay término medio. Una persona o es buena o es mala. A veces porque hacemos un favor creemos que somos los más bondadosos de la creación. Sin embargo, cuando más nos necesitan, ese día “decidimos” no colaborar con quien clama por ayuda. Este tema lo he ido meditando cada vez que veo acciones en algunos que clasifican su accionar según su conveniencia o ponen pretextos insulsos para justificar su forma de ser. “Yo quiero que tú aprendas a hacer las cosas”, “hoy no te colaboro porque hay más personas que pueden hacerlo”, “te he ayudado muchas veces”..., son algunos comentarios que, desde mi punto de vista, son un atentado a la solidaridad. Usted o puede o no puede. Las excusas para alguien privarse de hacer un bien no existen. Al menos hay un asunto que se llama disposición que sí lo cambia todo: “No importa que no sepas hacer eso, mientras aprendes, yo te apoyo”, “hoy no puedo ayudarte, pero si lo dejas para mañana, puedes contar conmigo”, “estoy para cada vez que me necesites”..., son frases que hablan de entrega, de altruismo y de respaldo, y que sencillamente hablan de bondad.

Meditando también me he preguntado: ¿Qué soy yo: buena o mala? La respuesta me fui a buscarla en una ciudad fabulosa donde se predica con la frase de la Madre Teresa de Calcuta: “Hay que dar hasta que duela”. Allí todos se dan al prójimo sin reservas. Al menos hacen el intento de ir en auxilio de los más necesitados. No siempre se puede, pero nunca se deja de hacer lo posible para expresar esas muestras de amor a los demás que definen con hechos lo que es la bondad. En aquel lugar fabuloso los pretextos, las conveniencias y la dejadez para colaborar con quien necesite una mano amiga no existen. Abundan las muestras de interés y eso es bondad. No hay que hacer las cosas, con la intención basta dice la Palabra. Están claros que no siempre se puede, pero no se escudan en justificaciones que muestran el desinterés por ayudar. Saben también que no hay término medio: que se es bueno o se es malo. Ellos decidieron ser lo primero. Es así como al menos se trata de imitar la obra de Dios. En mi búsqueda de respuesta para saber qué soy yo, curiosamente no descubrí qué tan bondadosa o mala persona soy, sino que aprendí que estoy a tiempo de elegir el mejor de los dos caminos, y qué mejor momento que estos tiempos de amor y paz que se aproximan con la Navidad para dar el paso. Ojalá usted también pueda dar el suyo.

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