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Turismo

Cuesta abajo hacia el alcázar de segovia

Alcázar. En este palaciocastillo vivió Isabel la Católica.

Alcázar. En este palaciocastillo vivió Isabel la Católica.

Segovia, ciudad de inclinadas calles por las cuales su descenso se torna en un encantador paseo, sufre hoy de tan altas temperaturas que hasta se hace fatigante deambular por ellas. Al igual que muchos españoles diría ‘¡Cómo pega hoy Lorenzo!’

(Lorenzo es el apodo que muchos españoles dan al sol. Se supone que se origina en San Lorenzo, quien murió martirizado tostado en una parrilla, en agosto, cuando el sol pega más fuerte).

Para mi hija Carmen, que me acompaña, ésta es su primera visita. Tiene prisa por verlo todo, y el Alcázar está en su ruta prioritaria. La Plaza Mayor es nuestro punto de partida. En una esquina se levanta la estatua de Antonio Machado. A su lado sobre el suelo, una placa recuerda uno de sus poemas: ‘Verdad que el agua del Eresma nos va lamiendo el corazónÖ ¡Torres de Segovia, cigüeñas al sol!”. Caminamos hacia la hermosa Catedral, construida entre los siglos XVI y XVIII, junto a cuya fachada llega el murmullo de la gente, como una multiplicidad de ecos. Cruzamos su puerta principal para visitar el interior. Tropezamos empero con una taquilla donde cobran la entrada. Son apenas tres euros por persona, pero lo dejamos de lado. Carmen se limita a mirar lo que a ojos vista resalta. Damos la vuelta, pues lo más impresionante está al exterior: la magnífica fachada gótica, la última de este estilo construida en España. Para el Marqués de Lozoya, historiador y escritor segoviano, la de Segovia es la más bella catedral de España, y su alta torre uno de los más nobles monumentos en Europa. En su lugar hubo antes una torre con una gran aguja gótica hecha de caoba traída del continente americano. ¿De Santo Domingo tal vez? Fue destruida por un rayo y construida una nueva torre, de 88 metros de altura.

Proseguimos por la calle Marqués del Arco. A la derecha, la fachada del antiguo Convento de San José, hoy Convento de las Carmelitas Descalzas. (No confundamos con el Convento de los Carmelitas Descalzos en las afueras de Segovia). Una joven se protege del sol con una chaqueta sobre su cabeza. Nosotras no tenemos con qué protegernos. En esta mitad de camino entre la Catedral y el Alcázar, en el tramo llamado Daoíz, hacemos un alto entre la plaza de la Merced y la Iglesia de San Andrés. El templo, varias veces restaurado, conserva parte de su arquitectura románica. Resalta su torre de ladrillo rematada por un chapitel de pizarra y su portada norte. Es la primitiva. En la base de una cruz levantada a la sombra un sudamericano se sienta a descansar. Así haré al regreso del Alcázar. En esta andadura continuamos cuesta abajo junto a tantos viandantes que, a ratos, la calzada va ocupada de acera a acera. Aunque está permitido el tránsito de vehículos, estos son pocos.

¡Al fin llegamos! El trayecto fue fácil. Al fondo, el magnífico Alcázar erigido sobre una roca cual proa entre dos ríos: el Eresma y el Clamores. Como preludio a la imponente fortaleza con sus torrecillas, donde ondea la bandera roja y gualda en contraste con el azul del cielo, se extiende la Plaza de la Reina Victoria Eugenia: jardines, árboles, bancos y miradores hacia dos espectaculares vistas: a un lado, el valle del Eresma; al otro, el paisaje urbano de edificios, techos y torres.

En el Alcázar, un palacio-castillo cuyos primeros datos son del siglo XI y que sirvió como centro de la corte en el siglo XV, vivió Isabel la Católica, celebró sus bodas Felipe II con su cuarta esposa, Ana de Austria, y en 1764 fue Academia de Artillería. Hoy, tras restauraciones obligadas por un fuego que lo destruyó en gran parte, recorrerlo permite adentrarse en la magnificencia de sus salas y descubrir reminiscencias de distintas épocas: murallas románicas, capilla gótica, patio renacentista...

SOBERBIO MONUMENTO

Nosotras permanecemos al aire libre. Ni siquiera averiguamos el precio de entrada. Preferimos deleitarnos con el panorama circundante y admirar el exterior del soberbio monumento. Y observar cómo, según decía el poeta Federico de Mendizábal, “en el azul del cielo se recortan las doce torrecillas del Alcázar que soñaba el poeta una noche de nácar que tejieron los gnomos en la sombra para troncar en torres a las Hadas...

Paisaje. Desde la Plaza de la Reina María Eugenia, junto al Alcázar, como parte del hermoso paisaje puede verse la Iglesia de la Vera Cruz.

Estatua. En la Plaza Mayor se levanta la estatua del poeta Antonio Machado.

Iglesia. Fachada del Convento de las Carmelitas Descalzas, en Segovia.

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