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“La cocina es magia, alegría, amor”

Aprendizaje. Keily Manuel Busby cataloga su experiencia en MasterChef RD como "retadora".

Aprendizaje. Keily Manuel Busby cataloga su experiencia en MasterChef RD como "retadora".

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Redacción La VidaSanto Domingo

Para muchas estrellas de la cocina, la pasión por el arte culinario nació a la lumbre del hogar. En el caso de Keily Manuel Busby, miembro del top 6 del programa de televisión MasterChef República Dominicana, la historia no fue distinta.

De padre holandés y madre dominicana, el joven oriundo de La Romana se crió junto a sus abuelos. Allí, de la mano de su abuela y desde muy temprano, se despertó en Keily la fascinación por los sabores y aromas, y desarrolló sus habilidades culinarias básicas.

“No recuerdo un instante de mi vida sin que sienta esa curiosidad inocente de jugar a ser cocinero”, comenta.

Y es que, para Keily, la cocina es uno de los lugares más “fascinantes y multifacéticos” que existen.

“Si te detienes a pensar en la cantidad de cosas que puedes hacer en una cocina, te das cuenta de que no solo se trata de freír y hervir. Hay muchas texturas, colores, olores, fusiones; hay arte, estilismo, sentimientos, hay todo un mundo. Utilizas casi todos los sentidos e incluso el hecho de emplatar de forma armoniosa es una de las cosas que ayudan a despertar el apetito en un comensal. Un buen plato le cambia el humor a cualquiera. La comida une a los amigos, a la familia; rescata recetas ancestrales, revive historias y trae recuerdos que son difíciles de borrar. Para mí, la cocina es magia, alegría, amor”, expresa.

Su gusto por la cocina es tal que no puede mencionar una receta favorita, aunque hay sabores que le encantan. Entre ellos cita el coco, el cilantro, el ají gustoso... en fin “los sabores que como dominicanos nos representan”, además de muchas hierbas y especias.

El reto

Cuando se entera de la realización de MasterChef República Dominicana, este estudiante de negocios internacionales decide arriesgarse y participar como una forma de retarse y crecer en aquello que tanto le gusta, la cocina.

“Retadora” es, de hecho, la palabra con la cual define esta experiencia.

Hasta ahora, a juzgar por sus palabras y por lo lejos que ha llegado en el concurso, ha visto el resultado. Atrás quedó la preocupación inicial -ser eliminado en la primera emisión-, superado el primer obstáculo todo ha sido aprendizaje, crecimiento y, por tanto, ganancia.

“He tenido que ser más paciente, obediente, escuchar más, estar pendiente a los detalles, manejo y optimización del tiempo, gestión de recursos y agilidad mental”, cuenta. “He aprendido a lidiar con diferentes tipos de personalidades, a respetar decisiones ajenas aunque vayan opuestas con mi filosofía de vida y también he aprendido a comprender más y juzgar menos”.

La competencia, además, le ha servido para crear su propia ideología y estilo, formar su carácter en la cocina y valorar la “tremenda” herencia cultural dominicana.

“Honestamente, entiendo que no hay que envidiarle nada a otros países, podemos llevar la cocina dominicana a estándares más altos si así lo queremos”, afirma Keily.

Un cambio de vida

Cualquiera que sea el resultado final del programa, Keily puede decir que, desde ya, ha cambiado su vida.

Más de 25,000 seguidores en Instagram, público de todo el país dando seguimiento semana tras semana a lo que ocurre en el concurso, personas que lo reconocen en la calle y hasta le piden autógrafos o fotos... Al principio se sentía un poco extraño, pero con el tiempo se ha ido acostumbrando al cariño de los que apoyan su desempeño.

“Ahora -dice- habrá una generación que ve en cada uno de nosotros un ejemplo de que verdaderamente se puede vivir de la cocina y que representa un empleo tan digno y tan divertido como cualquier otro”.

((Meta Lucha por sus sueños A tan solo una semana de cumplir 30 años (nació el 1 de diciembre de 1988), Keily está “absolutamente” convencido de que se debe luchar por los sueños: “Si tú no lo haces, ¿quién lo hará? ¿qué sueño puede ser tan malo que sea incapaz de realizarse?”.

Ahora bien, solo con “ganas” no se llega a ningún lado. “Constancia, disciplina y preparación, con eso vas más que servido”, añade.

Con todo, Keily admite que en ocasiones deja de escuchar la voz interior que le exige luchar por lo que le apasiona y hace feliz, para cumplir con estándares sociales. Por eso considera que el mayor obstáculo que enfrenta día a día es él mismo. “Eso podría detenerme, pero mi ejercicio diario es entender que debo vivir un día a la vez con el compromiso de vivirlo al máximo”.

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