Los buenos son más

Al fin la Iglesia católica a través de nuestrinsustituíble Papá Francisco alza la voz en torno a las violaciones sexuales de menores a manos de cardenales, obispos y sacerdotes. El Papa rompe una cadena de silencio que por años ha mantenido la clase sacerdotal sobre este tema, y ordena una minuciosa investigación sobre el cardenal estadounidense Theodore Mc Carrik, acusado de cometer abusos sexuales.

Esto pone en el tapete la forma como parte de los que representan la Iglesia Católica encubre además actuaciones homosexuales contra menores y seminaristas, y anima a aquellos afectados a denunciar abusos callados por miedo. Que familiares, incluyendo padres, violen niños y jóvenes indefensos, provoca cólera, desprecio, impotencia, asco...pero que esos que se dicen ser representantes de Cristo se escondan bajo una sotana o un hábito para dar rienda suelta a sus bajos instintos, es la más sucia hipocresia, doble moral y perversión. Son estos los mercaderes del templo que Jesús bien enojado azotó y sacó de su casa.

Actualmente en nuestro país escuchamos al cardenal de la Policía defender a un sacerdote acusado de violar una menor al decir que “no es posible que dicten prisión contra el pobre cura sin profundizar casos que a lo mejor se pueden resolver de otra manera”. Inmorales o pedófilos unos y permisivos otros incentivan a los católicos de poca fe a generalizar una conducta de antivalores que es de unos pocos y a oscurecer la buena obra y sacrificio que profesan la mayoría de los que han ofrecido su vida a evangelizar. Los buenos son más.